LA SOLUCIÓN A NUESTROS MÁS GRANDES MISTERIOS
LA NUEVA FRONTERA
Actualmente, la comunidad científica mundial está de acuerdo en que debe existir una estructura energética invisible.
DAVID SECKEL
Cosmólogo, Universidad de California
En pocas décadas, la ciencia ha adquirido consciencia de las limitaciones de la percepción visual humana. El ojo humano capta únicamente una estrecha banda de radiación. Sólo vemos las longitudes de onda entre 0,00007 cm. y 0,00004 cm.; el resto del espectro de ondas electromagnéticas permanece invisible para nosotros. De hecho, sólo unas cienmilésimas de centímetro son la diferencia entre la visibilidad y la invisibilidad. Sin embargo, todos nosotros nadamos literalmente en un mar de energía, inmersos en un océano de ondas electromagnéticas: rayos gamma, rayos X, rayos ultravioleta, infrarrojos, microondas, ondas de radio, ondas cortas, por mencionar algunos.
Por ejemplo, cuando sentimos el calor del sol, captamos el resultado de rayos infrarrojos invisibles; su longitud de onda va de 0,00008 cm. a 0,032 cm., por lo que es demasiado larga para que la detecte nuestra retina, aunque nuestra piel perciba esos rayos como calor.
Nuestra percepción del universo está basada sólo en una muy diminuta fracción de la energía que nos rodea. Resulta todavía más impresionante reconocer que nuestra tecnología científica actual sólo detecta una parte de todo el espectro de energía. Casi todos los científicos creen que el espectro de ondas electromagnéticas continúa mucho más allá de nuestra visión tecnológica y, posiblemente, hasta el infinito.
Si ponemos esto en perspectiva, nos daremos cuenta de que cada uno de nosotros es visualmente consciente de sólo tres cienmilésimas (0,00003) de centímetro de la radiación energética que nos rodea. Y viendo tan poco del universo, nos apresuramos a emitir conclusiones y juicios con base en los estrechos límites de nuestra visión. Nuestra perspectiva del universo, y la realidad misma, están severamente limitadas por lo estrecho de nuestros sentidos físicos.
Si miramos a nuestro alrededor, vemos un mundo de objetos sólidos. Superficialmente, la realidad parece estar hecha de formas sólidas y tridimensionales. No obstante, a medida que la ciencia profundiza en el núcleo invisible de la materia, se efectúan notables descubrimientos. La famosa ecuación de Einstein, E = MC2 indica que la materia no es más que otra forma de energía -en cierto sentido, energía almacenada que se moldea temporalmente para construir los objetos físicos que nos rodean.
Una vez que reconocemos que toda la materia es en realidad energía, podemos comenzar a formarnos una nueva visión de nosotros mismos y del mundo circundante. Entonces comenzamos a comprender que lo que nos rodea no es lo que parece.
Esta nueva visión se amplía aún más cuando examinamos los descubrimientos más recientes de la física cuántica. Los teóricos del quantum ya no consideran que la energía esté formada por partículas. Las partículas subatómicas ya no se consideran elementos estáticos, sino entidades tetradimensionales en el espacio-tiempo. De hecho, las partículas elementales de nuestra realidad (los quarks y demás), ya no se considera que tengan solidez. Cuando los físicos observan las partículas elementales, las describen como modelos dinámicos, que se mueven y cambian constantemente de una a otra. La mecánica cuántica ha demostrado que las partes elementales de nuestra realidad no son sino modelos de energía interconectados para formar una red cósmica indivisible.
La física cuántica ha demostrado que nuestros conceptos físicos elementales de forma y solidez son obsoletos; no sólo la materia es energía, sino que toda energía tiene esencialmente una naturaleza no física. El físico Werner Heisenberg precisó este nuevo punto de vista científico cuando declaró que «los átomos no son cosas».
Tras décadas de notables descubrimientos, la física moderna parece ahora encontrarse en un callejón sin salida. El movimiento de las partículas subatómicas apenas parece tener un orden lógico o no tenerlo en absoluto. Las partículas elementales cambian su posición y su trayectoria, aparecen y desaparecen, y sus movimientos son impredecibles. Y todavía es más sorprendente comprender que pueden ser influidas por las ideas de los científicos que las observan.
Comienza un nuevo siglo, pero los grandes misterios de la ciencia siguen sin resolverse. ¿Qué son la materia y la energía? Cada vez más físicos y más astrónomos de todo el mundo reconocen que debe existir un inmenso sistema de energía invisible más allá de nuestra visión tecnológica. Hace años, algunos astrónomos observaron que existían áreas específicas en el espacio con una masa tan escasa que no se explicaban su movimiento. En los años ochenta, a esta misteriosa circunstancia se la denominó «materia negra». El descubrimiento de la materia negra vio la luz debido a las intensas investigaciones de la astrónoma Vera Rubin. En The astronomers (Los astrónomos), Donald Goldsmith resume el trabajo de esta científica y su importancia.
Al analizar los movimientos de las estrellas remotas, las observaciones de Rubin revelaron enormes cantidades de materia invisible en galaxias espirales como nuestra Vía Láctea. Algunos estudios de los movimientos de las galaxias, efectuados por otros astrónomos (y por la misma Rubin), demostraron que los grupos de galaxias contienen asimismo tremendas cantidades de materia invisible. En realidad, incluso antes del trabajo de Rubin, los astrónomos habían descubierto que casi todos los grupos de galaxias parecían contener mucha más masa de la que podía explicarse por las estrellas que brillaban en sus galaxias. Pero fueron necesarios los estudios detallados de Rubin sobre el movimiento de las estrellas dentro de
nuestra propia galaxia y en otras más, para convencer a los astrónomos de que casi todas las galaxias, y no sólo las que eran parte de grupos grandes de galaxias, tienen mucha más masa invisible que las estrellas. En resumen, la obra de Rubin estableció la existencia de un componente del cosmos no confirmado antes, un componente que no era un simple agregado a lo que ya conocemos sino que es el universo mismo. Todo lo que vemos -las estrellas, los grupos de estrellas, las regiones donde se forman estrellas, y las nubes de gas consumidas por las estrellas nuevas- aparentemente representa no más allá del 10 por ciento de la masa total de una galaxia grande como nuestra Vía Láctea. Por tanto, la investigación de Rubin implica que toda la materia visible del universo representa sólo la costra del pastel, el cual está formado básicamente por materia invisible.
El descubrimiento de la materia negra (masa invisible) aporta evidencias de la subestructura invisible del universo. En las últimas dos décadas, físicos y astrónomos de todo el mundo han llegado a la misma conclusión: algo invisible interactúa con la materia. En 1981, el eminente físico teórico David Bohm propuso que la subestructura de lo subatómico sólo tiene sentido si suponemos la existencia de dimensiones adicionales más complejas y que están más allá de nuestra visión. Este concepto es cada vez más aceptado. Muchas de las máximas mentes científicas del siglo veinte han aceptado que más allá de nuestra visión tecnológica ocurre algo misterioso. Einstein, Heisenberg, Planck, Pauli, Schrödinger, Jeans, Eddington, Bohr y de Broglie han expresado la idea de que lo físico y lo místico, de algún modo están relacionados. Sir James Jeans resumió esto cuando declaró que «estamos comenzando a ver el universo más como una idea enorme que como una máquina enorme».
LA ESTRUCTURA MULTIDIMENSIONAL DEL UNIVERSO
Si examinamos la evolución de la ciencia durante las últimas décadas, vemos un cuerpo de evidencias cada vez más grande, que confirman la subestructura multidimensional de la materia y del universo. Los descubrimientos más recientes de la física cuántica nos ofrecen numerosos ejemplos. También es notable la cada vez mayor cantidad de físicos, astrofísicos y astrónomos que creen en la existencia de universos paralelos. El conocido físico Fred Alan Wolf resume esta opinión al declarar: «en la física cuántica, encontramos sólidas y sorprendentes evidencias de la existencia de universos paralelos desde el comienzo del tiempo».
EL CONCEPTO DE LOS UNIVERSOS PARALELOS
La idea de los universos paralelos o de las dimensiones paralelas no es nueva. La teoría de la relatividad de Einstein predijo primero la existencia del espacio-tiempo tetradimensional y de los agujeros negros. Sin embargo, no fue sino hasta 1935 que Einstein y su colega en la universidad de Princeton, Nathan Rosen, presentaron su nueva teoría relacionada con el funcionamiento de los agujeros negros. Propusieron que, en lugar de un simple agujero o grieta en el espacio-tiempo, como se creía al principio, el agujero negro era en realidad un puente que conectaba un universo a otro universo posible. Einstein y Rosen plantearon que los agujeros negros eran «puentes» hacia cualquier parte y en cualquier época. En la época actual este concepto se conoce como el Puente de Einstein-Rosen.
El Puente de Einstein-Rosen fue la primera teoría científica ampliamente aceptada acerca de la posible existencia de universos o dimensiones paralelas. La obra de Einstein y Rosen preparó la escena para que las siguientes generaciones de físicos estudiaran seriamente el concepto de los universos paralelos. Por ejemplo, influyó decisivamente en el trabajo de la «interpretación de muchos mundos» presentada en 1951 por el físico Hugh Everett III. La teoría de Everett plantea que con el nuestro, coexisten muchos mundos o universos; sin embargo, se dividen continuamente en dimensiones separadas y diferentes que son mutuamente inaccesibles. Según Everett, cada mundo o dimensión contiene una versión diferente de las mismas personas efectuando diversas acciones en el mismo momento en el tiempo. Esta teoría, aunque discutida, es muy conocida en la física moderna y algunas personas consideran que aporta una explicación posible de la realidad cuántica.
Durante los sesenta años anteriores, varios físicos reconocidos plantearon el concepto de universos-energía paralelos y sus puentes de interconexión, entre ellos Arthur Eddindgton, Christian Fronsdal, David Finkelstein, John Wheeler, G. Szertes y Charles Misner. Pero fue otro físico, Martin Kruskal, de Princeton, el primero que desarrolló este concepto por escrito. En 1961, Kruskal presentó su mapa de un agujero negro, el cual mostraba una interconexión entre nuestro universo físico y otro, invisible.
En 1963, el físico y matemático australiano Roy P. Kerr desarrolló ecuaciones precisas en relación con la rotación de los agujeros negros. Las ecuaciones de Kerr indicaban la existencia de un número infinito de universos paralelos, todos conectados directamente a los agujeros negros. Propuso que una serie o mosaico de universos se extendía hacia el pasado y hacia el futuro simultáneamente. Aunque el concepto parezca extraño, los físicos de todo el mundo lo calificaron favorablemente. Muchos consideran que sus ecuaciones son uno de los descubrimientos más importantes de la astrofísica teórica de mediados del siglo veinte.
Además, H. Reissner en Alemania y G. Nordstrom en Dinamarca formularon una representación de agujeros negros conectados a otros universos. Por este trabajo, los agujeros negros con carga eléctrica se denominan «agujero negro de Reissner-Nordstrom.»
Creo que la existencia de los agujeros negros, el Puente de Einstein-Rosen, y las ecuaciones, mapas y teorías de Everett, Kruskal, Kerr, Reissner y Nordstrom, son todos evidencias de la naturaleza y de la estructura multidimensional del universo. Esta recopilación cada vez mayor de evidencias acumuladas por físicos y astrónomos de todo' el mundo apunta hacia el descubrimiento más importante del siglo XX: nuestro universo es un continuo multidimensional de energía interconectada.
EVIDENCIA HISTÓRICA QUE APOYA EL UNIVERSO MULTIDIMENSIONAL
Cuando analizamos la historia, apreciamos que la idea del Cielo o de un universo no físico es una de las creencias más antiguas y extendidas de la humanidad. El concepto de Cielo aparece en todas las culturas y religiones.
Las religiones judía y cristiana enseñan la existencia de tres universos o dimensiones: el mundo físico, el Cielo y el Infierno. El catolicismo agregó una cuarta con el concepto del Purgatorio. En el Corán, Mahoma habla de siete cielos o universos. En épocas más recientes, la visión teosófica desarrollada por Madame Blavatsky describió siete dimensiones. Este concepto de las siete dimensiones también se incorporó a varias filosofías de la Nueva Era. Si examinamos las religiones y las culturas de todo el mundo, el concepto de cielos o universos invisibles es sin duda la creencia más universal de la humanidad. En la actualidad, prácticamente todas las religiones y culturas han incorporado este concepto. Aunque es probable que esta sea la teoría mas difundida en la historia de la humanidad, todavía no se encuentran evidencias comprobables relacionadas con esos cielos invisibles. Como usted llegará a descubrir, la exploración extracorporal aporta una poderosa verificación de que los «cielos» religiosos descritos en las escrituras de su religión existen en realidad. Las exploraciones directas han demostrado que los cielos bíblicos son en realidad los magníficos entornos energéticos invisibles que forman el universo multidimensional.
LOS TÚNELES DE ENERGÍA
En la literatura y en las obras artísticas de diversas culturas se han desplegado durante los últimos dos mil años evidencias adicionales de la creencia en los universos no físicos y los túneles energéticos que los conectan. Por ejemplo, durante siglos los pintores han representado túneles de energía que conducen a un nuevo entorno o cielo radiante.
El pintor holandés Hieronymus Bosch (1460-1516), en su conocida obra El ascenso al Empíreo, ilustra con claridad a un ser individual que está siendo escoltado por un túnel de energía. Al final del túnel hay una luz brillante que indica el cielo (una dimensión de frecuencia más alta).
Dos siglos después, el poeta, místico y pintor inglés William Blake (1757-1827) creó su obra maestra titulada La escalera de Jacob. En su impresionante acuarela representa seres humanos y ángeles que ascienden y descienden hacia un círculo brillante o túnel de luz.
Más avanzado el siglo diecinueve, Gustavo Doré (1832-1883) creó su famoso grabado de Dante y Beatriz mientras experimentaban su beatífica visión. Con gran detalle gráfico, representa un túnel no físico que conduce hacia una luz.
Me parece evidente que los conductos de energía representados por Bosch, Blake, Doré, Einstein y Rosen, al igual que los conductos de energía que se describen en este libro, son túneles de energía que conectan la dimensión física con su contraparte no física.
Los millones de experiencias cercanas a la muerte de las que se ha tenido conocimiento en los últimos veinte años en todo el mundo, representan una evidencia adicional de esta creencia. Uno de los aspectos más significativos de las situaciones cercanas a la muerte es que describen vívidamente un túnel de luz que conduce a una luz brillante o a un nuevo entorno. En los extensos estudios efectuados por Raymond Moody, Melvin Morse, Kenneth Ring y otros médicos, se habla de que esta descripción de un túnel de luz que conduce a una luz brillante aparece en todas las culturas y países del mundo. Nótese la semejanza entre el puente de Einstein-Rosen y las observaciones hechas por las numerosas personas que han tenido una experiencia cercana a la muerte.
Las observaciones obtenidas durante exploraciones extracorporales controladas sugieren que el túnel de luz es la abertura de la membrana de energía no física que separa la dimensión física de su vecina no física paralela. El túnel de energía comúnmente observado durante una experiencia cercana a la muerte es en realidad una abertura o grieta temporal muy organizada en la membrana de energía no física y parece que se abre automáticamente para que pasen las formas de vida. Después que una forma de vida pasa al interior de una dimensión de energía de frecuencia superior, la abertura del túnel vuelve a su forma original.
La experiencia del túnel es mucho más significativa de lo que generalmente se reconoce. No sólo aporta evidencias importantes de un método lógico de transición para la consciencia después de la muerte física, sino que coincide con las teorías de la física moderna referentes a los universos paralelos y los agujeros de energía, al igual que con mis observaciones acerca del universo multidimensional. Ha llegado el momento de que la ciencia moderna investigue esta realidad. Los millones de experiencias cercanas a la muerte y extracorporales que ocurren en todas las culturas y sociedades del mundo no pueden ser una coincidencia. Además, ya no pueden pasarse por alto los incontables informes de túneles de energía procedentes incluso de quinientos años atrás. La investigación científica de las dimensiones paralelas de energía no físicas y de las aberturas de sus túneles será un avance importante en la ciencia moderna, porque conducirá a una verdadera comprensión de nuestro universo multidimensional.
Aunque los científicos siguen concentrándose en la materia externa, otro grupo de personas intrépidas ha explorado el núcleo íntimo del universo. Evitando los métodos científicos tradicionales, se han aventurado mucho más allá de los límites de nuestra evolución tecnológica actual y han ampliado las exploraciones humanas a áreas no descubiertas. Y esto lo han logrado con una forma revolucionaria de investigación: las exploraciones no físicas controladas por uno mismo dentro de la subestructura invisible del universo. Los descubrimientos logrados durante estas exploraciones no físicas han aportado conocimientos revolucionarios acerca de la estructura invisible del universo, de nuestra existencia y de nuestra continuidad después de la muerte.
Según lo observado en los viajes fuera del cuerpo, todas las dimensiones de energía existen aquí y ahora. El universo visible e invisible es una continuidad de frecuencias de energía. Cada dimensión existe en forma independiente, de acuerdo con su frecuencia individual, aunque todas están vinculadas por el flujo de energía no física. Cada dimensión de energía está interconectada con sus vecinas formando un sistema completo: el universo multidimensional. El físico David Bohm tuvo toda la razón al observar que «la realidad es un todo indivisible». Todo el universo multidimensional (de frecuencias) es un todo indivisible; no existe una separación entre espacio y tiempo. Bohm se adelantó décadas a su tiempo cuando dijo: «Nos dirigimos hacia una nueva noción de totalidad que desmiente el análisis clásico del mundo en partes separadas e independientes... La interconectividad cuántica del universo es una realidad fundamental».
Olvide todos sus conceptos espaciales de arriba y abajo, cerca y lejos. El universo multidimensional completo está aquí y ahora. El concepto físico que más se acerca a describir la estructura del universo es el grado de densidad. Cada dimensión que encontramos después de dejar atrás el cuerpo físico, tiene una solidez cada vez menos densa. Es posible comparar al universo con un espectro de ondas energéticas de inmensa profundidad y belleza. Experimentamos y observamos cada frecuencia del espectro de energía como una dimensión separada y distinta; no obstante, todas están interconectadas para formar un universo magnífico que se extiende más allá del espacio, de la forma y de la solidez tal como las percibimos.
Las exploraciones fuera de cuerpo aportan sorprendentes evidencias nuevas en el sentido de que el universo es una continuidad de energía que emana de un origen no físico; las galaxias físicas que observamos a nuestro alrededor son sólo la cubierta molecular densa del universo total. Es difícil aceptar la existencia de este universo multidimensional porque nuestras percepciones actuales de espacio-tiempo y realidad nos dan puntos de referencia que no son exactos.
Todas las dimensiones de energía existen simultáneamente dentro de la misma continuidad espacio-tiempo. Por ejemplo, cuando estoy fuera del cuerpo ocupo el mismo espacio que una pared o un techo físico. No es la distancia lo que me separa de la pared física, sino mi frecuencia energética. Si reconocemos esto, llegamos a una aventura nueva y emocionante.
CLASIFICACIÓN DEL UNIVERSO INVISIBLE
Mientras la ciencia tradicional sigue concentrándose en la capa epidérmica y densa del universo, la exploración y la clasificación de las dimensiones invisibles ha comenzado sin aspavientos. A través del intenso proceso de probar y equivocarse, algunas personas han dado un paso más allá de la materia y de los límites de nuestra tecnología física actual. Las observaciones efectuadas durante estas exploraciones no físicas arrojan luz sobre un universo multidimensional de enorme profundidad y belleza.
Si queremos comprender la estructura de las dimensiones invisibles, debemos tener en cuenta la capacidad natural de respuesta que los sutiles entornos energéticos no físicos tienen ante el pensamiento. Más allá de la dimensión no física paralela (la primera), estamos explorando un universo de energía interactivo que responde al pensamiento. Sin embargo, una vez que reconocemos esta interacción entre el pensamiento y la energía no física, podemos concentrarnos en las semejanzas energéticas específicas de un nivel o área vibratoria concreta. Esto se consigue clasificando el modo en que un entorno no físico específico responde a la energía del pensamiento. Este tipo de clasificación con base en la respuesta de la energía es mucho más práctica que el concentrarse en el aspecto y las diferencias visuales de las distintas dimensiones. Dos dimensiones vibratorias diferentes y separadas pueden parecer sorprendentemente iguales, aunque sus frecuencias vibratorias sean completamente distintas. Por ello, para juzgar los entornos no físicos, no son adecuados los conceptos físicos tradicionales. Para clasificar con eficacia el universo invisible, debemos partir de una referencia o de un método de comparación nuevo. El método más práctico es clasificar la capacidad de respuesta de un área no física determinada ante el pensamiento.
La gran mayoría de las realidades no físicas tienen una gran capacidad de respuesta al pensamiento. En otras palabras, cuando nos separamos de nuestros cuerpos y entramos a una dimensión no física, nuestros pensamientos, tanto conscientes como inconscientes, inmediatamente comienzan a interactuar con la energía sutil que nos rodea y comienzan a reestructurarla. La capacidad de respuesta de las dimensiones internas ante el pensamiento explica por qué los exploradores extracorporales describen con tanta diversidad los entornos que presencian. Esta situación se complica con la presencia de los incontables entornos y realidades que existen dentro de cada dimensión individual del universo.
Aunque en el universo hay una variedad ilimitada de entornos o ambientes posibles, todos los entornos y las dimensiones no físicas parecen tener ciertas semejanzas y diferencias. Cada dimensión o entorno está formado por frecuencias o longitudes de onda específicas de energía. Además, cada dimensión y cada entorno parece ser el resultado directo del pensamiento. La capacidad natural de respuesta al pensamiento de las dimensiones interiores ha creado gran parte de la confusión y el misterio que rodea a los entornos internos. Tenemos una tendencia natural a relacionar directamente las experiencias no físicas con puntos de referencia físicos; todo lo comparamos con los objetos físicos que conocemos. Sin embargo, las formas moleculares que nos rodean no son una referencia válida. Los objetos y los sucesos físicos no son el centro del universo, como muchos suponen, sino el resultado final de una cadena de reacciones energéticas que ocurren en el interior invisible del universo multidimensional.
Para comprender la naturaleza del universo, debemos revalorar nuestros conceptos actuales de solidez, energía y tiempo. Debemos mantener nuestra mente abierta a un nuevo punto de vista de la realidad. A fin de comprender verdaderamente la estructura de nuestro universo, debemos investigar la causa invisible de la forma y de la solidez. Me parece que la exploración extracorporal nos permite hacer exactamente eso.
La información relacionada con las dimensiones no físicas es más valiosa de lo que la mayoría de nosotros reconocemos. No sólo nos ayuda a adaptarnos y a ajustarnos a nuestros entornos no físicos, sino que también afecta notablemente nuestra existencia física actual.
Hasta ahora, la gran mayoría de la humanidad ha muerto sin conocer con anticipación su destino. La muerte se ha mantenido como un vacío oscuro; esperamos cosas buenas y oramos por ellas, pero casi todos nos acercamos a la transición de la muerte desconociendo absolutamente cuál es nuestro destino. Hasta ahora la humanidad no ha tenido información comprobable y directa del misterio de la vida después de la muerte ni de las realidades no físicas que entonces se experimentan.
Las experiencias extracorporales controladas cambian todo esto. En la exploración no física, experimentamos los posibles entornos que serán nuestro hogar futuro. En un sentido muy real, podemos examinar con anticipación y familiarizarnos con nuestra morada futura.
LOS TIPOS DE ENTORNOS ENERGÉTICOS
Una sola dimensión no física puede contener (y a veces ocurre así) tres tipos principales de entornos energéticos: de consenso, no consensuado y natural.
Un ambiente de consenso es creado y conservado por los pensamientos de un grupo de personas. Por ejemplo, los cielos de cada grupo religioso son creados por los pensamientos y las creencias de sus respectivos integrantes. Igual que todas las realidades, la consciencia del grupo moldea los entornos de consenso. Muchos de los entornos de consenso son extremadamente viejos y resistentes al cambio. Aunque parezca extraño, las ciudades y las comunidades físicas son ejemplos de entornos energéticos de consenso. Todas las ciudades y pueblos se desarrollan de acuerdo con los pensamientos de sus habitantes. En esencia, la energía del pensamiento humano usa vehículos biológicos para manipular y moldear las moléculas físicas que nos rodean. El resultado son las estructuras físicas temporales que observamos.
Durante una experiencia extracorporal o cercana a la muerte, transferimos nuestra noción de consciencia desde nuestro cuerpo físico a nuestro cuerpo no físico de frecuencia superior. A esto lo denomino «moverse hacia adentro». Uso el término movimiento porque esta transición de energía a menudo se experimenta como una sensación de movimiento interior. Cualquier referencia a un movimiento o exploración interior se relaciona con el reconocimiento consciente de un área de energía superior.
A medida que exploramos hacia adentro y nos alejamos de la materia, descubrimos que la primera dimensión no física es paralela al universo físico y también es una realidad de consenso. Este ambiente de energía tiene un aspecto tan físico que muchas personas piensan que están contemplando el mundo físico. En realidad, observan la primera dimensión energética interna del universo. Debido a que esta dimensión tiene la frecuencia más cercana a la materia, se observa y se experimenta a menudo durante las exploraciones extracorporales. Esta dimensión es un ejemplo clásico de una realidad de consenso: su estructura es sólida y estable dentro de su propia frecuencia vibratoria. En este ambiente nuestros pensamientos, sin importar cuánto nos concentremos, afectan muy ligeramente las estructuras de energía. Sin embargo, sí ejercen un inmenso efecto en nuestro cuerpo de energía. Cuando pensamos en volar o en caminar, podemos hacerlo. Esta diferenciación entre los cambios de energía externos e internos (personales) es fundamental para comprender la estructura inherente a una dimensión o entorno no físico. En un entorno de consenso, nuestros pensamientos influyen en nuestra energía personal, pero no en la que nos rodea. Los diversos cielos de los que habla San Juan en la Revelación y Mahoma en el Corán son ejemplos clásicos de entornos de consenso. Esas ciudades y estructuras no físicas existen dentro de la segunda y tercera dimensiones de energía y la consciencia grupal de millones de habitantes no físicos las moldean y las conservan. Cuando entramos a esos entornos, nuestros pensamientos no cambian las estructuras que se encuentran.
Un ambiente no consensuado es aquél no moldeado firmemente por un grupo. He encontrado que este tipo de entorno es el que más abunda. El aspecto puede ser cualquier cosa que imaginemos: un bosque, un parque, una ciudad, un mar, incluso un planeta entero. Los entornos no consensuados se detectan fácilmente porque, aunque a menudo tienen un aspecto similar al físico, son muy sensibles a los pensamientos concentrados y cambian y se reestructuran con rapidez de acuerdo con los pensamientos conscientes y subconscientes que están presentes en el área inmediata.
Si se encuentra en un ambiente que cambia con frecuencia o parece inestable, es probable que sea una realidad no consensuada. En este caso, es importante que sepa que sus pensamientos, tanto conscientes como inconscientes, probablemente han influido en la realidad que experimenta. A menudo la mente subconsciente moldea las áreas no conscientes para nuestro beneficio. Por ejemplo, si usted experimenta un problema o bloqueo recurrente en su desarrollo personal, su mente subconsciente o su yo superior moldeará un ambiente y una situación que le permitirá afrontar ese bloqueo de una forma muy personal.
Esta confrontación personal puede adoptar cualquier forma que nos ayude con eficacia a experimentar y superar nuestros límites, nuestras barreras o temores. Muchas personas informan que se ven proyectadas a una situación que las prueba o las templa en un modo muy personal -a menudo confrontando sus grandes temores o limitaciones. Por ejemplo, si usted siente un inmenso temor a las alturas, puede verse escalando una montaña o atravesando un puente estrecho. Un buen ejemplo de esto lo detalla Robert Monroe en Journeys out-of-the-body (Viajes fuera del cuerpo) describiendo sucesivos intentos de aterrizar un pequeño avión en la punta de un edificio mientras está fuera del cuerpo.
Con frecuencia los entornos no consensuados aparecen semejantes a nuestro mundo físico normal o incluso suelen presentar un aspecto idílico; normalmente se informa de parques, jardines y plácidas praderas verdes. Me parece probable que esos espacios hayan sido creados por los pensamientos de otras formas de vida no física que en el pasado habitaron o exploraron esas zonas. A diferencia del mundo físico, una vez formado un ambiente energético, puede durar siglos. Allí la descomposición celular o molecular no es problema. Un solo pensamiento creativo, firmemente sostenido, puede moldear un ambiente capaz de durar casi indefinidamente; sin embargo, un pensamiento más fuerte (más concentrado) puede alterar todo ese entorno en segundos. Recuerde que todos los entornos son una forma de energía y que toda energía en cierto grado responde al pensamiento.
Los entornos energéticos naturales (en bruto) son áreas del universo que aparecen sin una forma específica de ningún tipo. Estas áreas se observan como vacíos brumosos, espacio vacío o sin elementos, áreas abiertas formadas por nubes de energía blancas, plateadas o doradas.
Los entornos energéticos naturales son muy sensibles a los pensamientos. Cualquier idea enfocada moldea al instante el ambiente. Por ello es importante conseguir cierto grado de control sobre nuestros pensamientos. Nuestra evolución personal depende en gran medida del modo en que concentramos, controlamos y dirigimos nuestra energía-pensamiento. No importa la dimensión que habitemos, nuestra responsabilidad personal sobre nuestros pensamientos y nuestras acciones es absoluta. Todos los pensamientos son creativos, tanto los positivos como los negativos y reestructuran el ambiente no físico inmediato. Por ello los líderes espirituales han insistido siempre en temas como «dar a los demás» y «amar al prójimo». Una vez que usted reconozca la fuerza de sus pensamientos, nunca más generará o mantendrá una imagen negativa o destructiva en su mente. Los pensamientos negativos y limitantes son el verdadero enemigo que debemos enfrentar. En las dimensiones internas del universo, nuestros pensamientos, buenos y malos, influyen poderosamente sobre nuestro entorno inmediato. Esto se observa y se experimenta durante la experiencia extracorporal.
Además de los tres tipos de entornos que más prevalecen fuera del cuerpo, existen otros dos. El primero, aunque rara vez se observa, parece estar formado por dimensiones y entornos que existen más allá de la energía-pensamiento. En la actualidad, pocos exploradores se han aventurado conscientemente lo bastante lejos para darnos una descripción o un modelo preciso de estas dimensiones. Debido a que no poseen forma o estructura, se postula que estas áreas del universo existen más allá del espacio, del tiempo y de la energía tal como los concebimos. Es posible que estas dimensiones y sus habitantes no puedan ser descritas mediante nuestros conceptos lineales. No obstante, estoy seguro de que en las profundidades del universo interno existen entornos sin pensamientos y sin formas.
El otro entorno observado es un área que parece un duplicado de un espacio vacío. Es un ambiente de energía extremadamente baja. Algunos creen que este espacio no físico es un ambiente de consenso. Yo dudo seriamente de esta teoría porque no se emiten radiaciones o vibraciones energéticas perceptibles desde el espacio vacío mismo. Todas las emanaciones energéticas perceptibles parecen ubicarse cerca de lugares habitados. Me parece más probable que ese espacio «vacío» carezca de la suficiente energía local para que lo afecten los pensamientos; como resultado, conserva un estado relativamente constante.
También debe señalarse que el espacio no físico vacío parece prevalecer cada vez más, a medida que profundizamos y nos alejamos de la dimensión física hacia el origen de toda la energía. Se desconoce la razón de esto. Serán necesarias las observaciones de numerosos exploradores no físicos antes de que lleguemos a una conclusión.
El universo multidimensional no es sólo otra teoría; es un hecho observable. Cuando ponga en práctica las técnicas extracorporales que explico en este libro, usted mismo podrá verificar este descubrimiento. Las experiencias que uno mismo inicia y controla nos dan una notable oportunidad de explorar en lo profundo del universo invisible. La atención científica actual sobre la actividad molecular densa cambiará lentamente a una forma de investigación basada en la frecuencia. En el siglo veintiuno, la ciencia comenzará a reconocer que las formas densas que nos rodean son los vehículos externos de la energía y que todo el universo físico es sólo una parte diminuta del esplendoroso universo multidimensional.
LA SOLUCIÓN DE NUESTROS MÁS GRANDES MISTERIOS
La exploración no física en la subestructura invisible del universo aporta nuevas explicaciones a los numerosos misterios de la ciencia y la religión. Los siguientes son algunos ejemplos.
Los fenómenos psíquicos
La naturaleza multidimensional del universo explica lógicamente muchos de los misterios actuales, como la percepción extrasensorial, la telepatía, la precognición, la psicoquinesis, las apariciones y la curación por la fe. De hecho, todos los fenómenos síquicos y espirituales son un resultado directo de sutiles interacciones energéticas que se dan entre la dimensión física y su contraparte energética.
Por ejemplo, las apariciones y la actividad poltergeist son simplemente el resultado natural de un habitante no físico que disminuye su frecuencia (densidad) vibratoria personal para ser observado o interactuar en forma temporal dentro la dimensión física más densa. Estos y todos los sucesos «paranormales» son bastante comunes y no deben extrañar en un universo multidimensional.
La curvatura del espacio-tiempo
De acuerdo con la teoría de la relatividad de Einstein, la curvatura del espacio está directamente relacionada con la materia. El espacio se curva alrededor de los grandes objetos celestiales, como las estrellas. Para comprender esto, piense en una esfera de plomo colocada sobre una sábana muy estirada. La sábana (el espacio) forma una curva para alojar la esfera. Después de décadas de intenso escrutinio, algunas de las mentes más brillantes de la física moderna han validado matemáticamente la teoría de Einstein. No obstante, la curvatura del espacio sigue siendo un misterio deslumbrante.
Me parece que ese misterio puede resolverse si exploramos lo más profundo del núcleo invisible del universo. Según numerosos exploradores extracorporales, la subestructura energética del universo físico es una dimensión paralela de sutil energía no física. La dimensión física exterior que observamos a nuestro alrededor está separada de esa dimensión vecina de energía por una membrana energética invisible. Esa membrana se observa a menudo durante las experiencias cercanas a la muerte y se cree que forma una abertura temporal tipo túnel que permite a la persona entrar en la siguiente dimensión energética.
Con base en extensas observaciones no físicas, sostengo que la curvatura del espacio es el resultado directo de la curvatura de las membranas y de las dimensiones energéticas no físicas que sostienen el universo visible. La dimensión física exterior (el universo visible) en realidad se apega a la forma de la membrana energética invisible. Esta membrana energética no física funciona como una pared celular interna, que aporta el soporte y la subestructura necesarios para la existencia de un universo (dimensión) físico exterior. Dado que la membrana energética interior tiene una forma notablemente estable y flexible, es probable que esa membrana energética proporcione. el soporte que necesitan los cuerpos celestes físicos.
Las membranas de energía
La subestructura y el soporte del universo visible los proporciona una serie de membranas energéticas no físicas. La membrana energética más externa (la más densa) es paralela al universo físico.
Las membranas energéticas están en los puntos de convergencia entre las dimensiones y funcionan como fronteras de energía. Funcionan como las paredes celulares biológicas, separan las diferentes frecuencias energéticas una de otra. Por ejemplo, la primera membrana energética interior separa la dimensión física exterior de su vecina energética paralela pero invisible.
Todas las membranas energéticas están estructuradas, aunque tienen una forma y una solidez muy flexibles. Cuando se perforan o se entra en ellas, normalmente adoptan la forma de una abertura o túnel lo bastante grande para alojar el objeto que entra. Este efecto de túnel es un fenómeno temporal.
Las membranas vuelven rápidamente a su forma normal después que un objeto o forma de vida las traspasa. Los millones de personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte han visto e informado de este efecto temporal de túnel.
Cada membrana energética proporciona el soporte, la estabilidad y la subestructura para su vecino energético. Por ejemplo, la primera membrana aporta el sistema de soporte energético para el universo físico. Es la pared celular interna invisible que sostiene el universo físico. Esta membrana energética invisible y la energía que la delimita constituyen la «materia oscura» de las teorías de los astrónomos y los físicos.
Cada membrana proporciona un sistema muy organizado, estructurado para la transferencia energética entre una dimensión de frecuencia superior (menos densa) y sus contrapartes más densas. En cierto sentido, cada membrana funciona como un filtro energético. La energía puede fluir desde las áreas interiores del universo hacia las exteriores; sin embargo, las formas atómicas y moleculares más densas no pueden penetrar hacia el interior sin un cambio notable en su frecuencia (muerte).
Las membranas energéticas proporcionan el soporte interior e invisible de todo el universo multidimensional. El universo exterior y sus galaxias simplemente no podrían existir sin este soporte energético.
El universo en expansión
En 1929, Edwin Hubble impresionó a la comunidad científica mundial con el descubrimiento más importante de la astronomía moderna. Aportó evidencias concluyentes de que el universo, hasta entonces considerado un ambiente estático y estable, en realidad aumentaba de tamaño. Hubble no sólo demostró que el universo se expande, sino que las galaxias distantes se alejan de nosotros a velocidades aún mayores que las cercanas.
Los descubrimientos de Hubble continúan asombrando a los científicos. Durante las últimas décadas se han presentado muchas teorías para explicar la increíble expansión del universo. En la actualidad, los astrónomos, los astrofísicos y los físicos teóricos han aceptado en gran medida el big bang como la explicación lógica de esta expansión. De acuerdo con la teoría del big bang, el universo comenzó como una explosión inmensa hace unos quince mil millones de años. Esta explosión creó la expansión del espacio que se observa ahora. Una idea útil para aclarar la idea de un universo en expansión es considerar las galaxias como puntos dibujados sobre un globo. A medida que se infla el globo, se alejan unas de otras en todas direcciones. Pero las galaxias en sí mismas no vuelan en el espacio, es el espacio el que se expande.
En nuestros días, casi todos los científicos suponen que el big bang es la causa de la expansión actual de nuestro universo visible. Con base en los datos científicos disponibles, esta parece una conclusión lógica. Sin embargo, cuando profundizamos en el interior del universo, descubrimos un sistema energético mucho más complejo del que reconocen nuestras ciencias físicas modernas.
De acuerdo con las observaciones obtenidas en forma extracorporal, la subestructura interior del universo (las dimensiones interiores y las membranas energéticas que las sostienen) aumenta de tamaño. Esta expansión parece muy bien controlada y sistemática. Y lo que es más importante, la expansión de las dimensiones interiores parece el resultado directo de un proceso de conversión de energía que ocurre en las dimensiones invisibles que responden al pensamiento y que existen más allá de la segunda dimensión no física. Parece que los conductos energéticos externos (los agujeros negros) ubicados por todo el universo controlan esta expansión.
Una cosa es cierta. Décadas de exploraciones no físicas y millones de experiencias cercanas a la muerte apuntan de manera insistente hacia una conclusión única: la subestructura del universo físico es una forma sutil de energía que nuestra tecnología física actual no puede detectar. Esta energía invisible está muy bien organizada y estructurada y sirve de apoyo al universo físico exterior. La increíble cantidad de interdependencias que existen entre las dimensiones no físicas invisibles y la corteza física exterior apunta hacia un sistema energético mucho más complejo del que la tecnología y la ciencia modernas son capaces de observar.
Aunque la causa implícita de la expansión del universo multidimensional sigue siendo un misterio, es evidente que reacciones invisibles, no físicas, influyen en la expansión física que observamos en la actualidad. La teoría del big bang es una conclusión superficial basada en observaciones físicas incompletas. En realidad, muchas de nuestras teorías científicas basadas en aspectos físicos acerca del cosmos, la evolución y la estructura de la materia carecen de visión. Esto ocurre porque los teoremas científicos actuales se basan totalmente en las observaciones físicas y en la especulación física. Un ejemplo clásico de esta falta de visión es la suposición científica sostenida desde hace mucho tiempo en el sentido de que la consciencia es el resultado directo de las reacciones químicas y eléctricas que ocurren en el cerebro.
Cuando reconocemos la estructura multidimensional del universo, comprendemos que las observaciones físicas por sí solas no son adecuadas. Las galaxias que nos rodean no son la totalidad del universo, como suponemos, sino sólo la capa molecular o la dimensión externa y densa del mismo. El volumen del universo visible abarca menos de una milésima parte del universo multidimensional. Está claro que cualquier conclusión o teoría científica basada sólo en la observación de la materia se desarrolla partiendo de datos incompletos. Cada nueva exploración no física hacia el interior del universo apoya esta observación. Preguntemos a los millones de personas que han tenido experiencias extracorporales o cercanas a la muerte y todos coincidirán: el universo es mucho más amplio y complicado de lo que la ciencia física actual puede asimilar o explicar. A medida que más personas tengan experiencias extracorporales o cercanas a la muerte, la realidad del universo multidimensional y sus reacciones energéticas se reconocerá como un hecho observable.
Los agujeros negros
Un agujero negro es una zona del espacio supuestamente tan densa que su gravedad atrae toda la materia circundante, incluyendo la luz. Hay varias teorías relacionadas con los agujeros negros. Algunos científicos creen que son «puentes» u «orificios» hacia otros universos. Otros sugieren que los agujeros negros pueden ser caminos hacia el pasado o el futuro, mientras que otros más consideran que conducen a la nada.
En años recientes, una impresionante cantidad de físicos, matemáticos y astrónomos han expresado la idea de que los agujeros negros son túneles entre las dimensiones que conducen a otro universo de energía. Kruskal, Szekers, Kerr, Reissner, y Nordstrom han desarrollado mapas conceptuales que vinculan los agujeros negros con universos paralelos invisibles. Estas teorías de los agujeros negros no son especulaciones desenfrenadas, sino conceptos que los astrónomos y los físicos modernos toman muy en serio.
Con base en las observaciones extracorporales considero que los agujeros negros funcionan como conductos de energía entre el universo físico y las dimensiones internas. Estos conductos de energía son necesarios para equilibrar la energía generada entre las dimensiones internas y el universo físico exterior.
En el futuro, la ciencia podrá comprobar que los agujeros negros no son sucesos aleatorios de la naturaleza, sino un sistema de conversión de energía bien organizado y estructurado. La ciencia validará esta teoría cuando descubra que los agujeros negros están ubicados estratégicamente en el centro de cada galaxia. A medida que el universo sigue expandiéndose, cada vez es más necesario que se desahoguen y se equilibren las fuerzas multidimensionales exteriores. Creo que los agujeros negros se crean por medio de una abertura descomunal en la membrana energética de la dimensión interior. Esta abertura o grieta en la membrana energética crea una abertura en el universo visible exterior. En el siglo XXI descubriremos que los agujeros negros son una parte integral del sistema universal de transferencia de energía. No sólo atrapan todas las partículas (incluyendo la luz) de su campo gravitatorio, sino que también emiten enormes cantidades de energía indetectable por la tecnología actual. La energía invisible que fluye por tales conductos es esencial para el mantenimiento, la estructura y la estabilidad general de las galaxias físicas.
El efecto túnel
Hace años los físicos descubrieron que las partículas elementales, por ejemplo los electrones, pueden atravesar barreras que se consideraban infranqueables, volviéndose a materializar luego al otro lado de dicha barrera. Con base en el conocimiento científico tradicional de la realidad subatómica, esto es imposible. El físico Heinze Pagels de la universidad Rockefeller denomina a esta extraña rematerialización «atravesar la pared». Este desplazamiento sin explicación de las partículas subatómicas se conoce actualmente como el efecto túnel.
Me parece posible que el efecto túnel sea el resultado de que las partículas elementales se muevan en el universo multidimensional y vuelvan después a surgir en un área diferente del universo físico. Dado que cada partícula de materia (subatómica o molecular) ya existe como una unidad multidimensional de energía, este proceso de desaparición no debería extrañar, y no sólo en la física, sino en el reino de la consciencia humana. En un sentido muy real, las experiencias extracorporales y cercanas a la muerte son el resultado del efecto túnel sobre la consciencia, yendo ésta a niveles energéticos invisibles del universo multidimensional y volviendo después a su forma física.
Existe una conexión inequívoca entre el efecto túnel, los universos paralelos, la materia negra, los agujeros negros y la curvatura del espacio-tiempo. Todos estos temas son el resultado directo de las interacciones invisibles de energía que tienen lugar en el universo multidimensional. De hecho, todos los fenómenos subatómicos y celestes son el resultado de ondas energéticas no físicas que salen del interior invisible del universo. En esencia, todo el universo físico no es sino la frágil cubierta molecular exterior de una monumental continuidad de energía creada y sostenida por ondas energéticas no físicas. La teoría cuántica, la existencia de los agujeros negros, el Puente de Einstein-Rosen y la naturaleza de las ondas o partículas de la luz confirman esta observación.
LA FÍSICA CUÁNTICA Y EL MISTICISMO
Entre la física cuántica y el misticismo hay una innegable relación. A medida que la física evolucione reconociendo la naturaleza del universo, la conexión se hará cada vez más evidente. Es lógico que los científicos investiguen y analicen la información presentada en los libros más recientes sobre la nueva física, así como las experiencias extracorporales y cercanas a la muerte. A medida que asimilemos y nos acostumbremos a este amplio conjunto de conocimientos, comenzaremos a ampliar nuestra consciencia más allá de las percepciones físicas actuales.
El paso de la curiosidad intelectual a la experiencia directa es el siguiente movimiento que habremos de efectuar. Si queremos llegar a conocer alguna vez las respuestas, debemos seguir los pasos de los místicos, pero conservando la curiosidad intelectual de los físicos.
La conexión entre la nueva física y el misticismo fue expuesta con gran habilidad en El Tao de la Física de Fritjof Capra, La danza de los maestros Wu Li y El misticismo y Física Moderna de Michael Talbot. Yo me propongo llevar esta exploración un poco más allá. Las observaciones y las comparaciones intelectuales son sólo el paso preliminar para comprender el verdadero significado de los nuevos conceptos de física y misticismo. Los libros mencionados han preparado el escenario para el siguiente salto evolutivo importante de la consciencia humana: el traslado de la consciencia desde los densos vehículos moleculares de la materia a la exploración consciente de las dimensiones paralelas no físicas del universo. Sin duda este es el paso evolutivo que todos seguimos. El nacimiento, la muerte y nuestra existencia física actual son elementos integrales de nuestro viaje evolutivo. Cada día estamos más cerca de dejar nuestro vehículo biológico y de entrar a un nuevo reino de energía y luz de frecuencias superiores. Realizando las técnicas y asimilando la información presentada en los capítulos siguientes, cada uno de nosotros tiene la oportunidad de ir más allá del análisis intelectual y experimentar por sí mismo la verdad de todo esto.
La exploración extracorporal controlada no sólo amplía nuestra visión del universo; también nos permite comprender nuevas áreas:
1. La realidad es relativa. La realidad que experimentamos está directamente relacionada con la frecuencia energética del observador. Experimentamos las frecuencias energéticas más cercanas a nuestra densidad o frecuencia vibratoria personal.
2. La consciencia es una forma de energía no física que extiende su influencia sobre la materia utilizando para ello vehículos biológicos.
3. Todas las formas biológicas de vida (incluyendo las plantas y los animales) son vehículos celulares temporales que la energía consciente (la consciencia) utiliza para expresarse en un ambiente denso.
4. Nuestra percepción actual de que la consciencia está dentro del cuerpo físico es incorrecta. La consciencia existe en una frecuencia o longitud de onda mucho más elevada que la materia y debe interactuar con las formas biológicas mediante el uso de conductos energéticos o vehículos de forma. Estos vehículos energéticos invisibles transfieren y asientan la frecuencia de la consciencia a un cuerpo físico relativamente denso.
5. El cerebro biológico no es el origen de la consciencia. En lugar de ello, funciona como un dispositivo temporal de transferencia y almacenamiento de la consciencia.
6. La consciencia es una continuidad de energía no física que se extiende por numerosas frecuencias (dimensiones) del universo.
EVOLUCIÓN DE LA CIENCIA
La evolución de nuestras ciencias refleja la evolución de la consciencia humana. Si examinamos el avance experimentado por la física en el siglo XX, apreciaremos con claridad su desarrollo desde los conceptos y las teorías de las partículas hasta las observaciones y los descubrimientos no físicos (basados en las frecuencias). La progresión es muy evidente si nos damos cuenta de que las partículas subatómicas más recientemente descubiertas (los quarks) se comportan como frecuencias. El reconocimiento cada vez más amplio de la naturaleza frecuencial de las partículas elementales es un paso necesario en la ruta evolutiva hacia el descubrimiento científico culminante: la estructura multidimensional de la materia y del propio universo. La siguiente tabla muestra un breve panorama de esta evolución.
Evolución de la física desde las partículas (físicas) hasta las ondas de frecuencia (no físicas)
1897 Descubrimiento del electrón
1900 Hipótesis cuántica (Max Planck)
1905 Teoría de los fotones (Einstein)
1905 Teoría especial de la relatividad (Einstein)
1908 El espacio-tiempo (Hermann Minkowski)
1911 Descubrimiento del núcleo
1913 Modelo de órbitas especiales del átomo (Niels Bohr)
1915 Teoría general de la relatividad (Einstein)
1924 Ondas de la materia (Louis de Broglie)
1924 Primer concepto de las ondas de probabilidad (Nils Bohr, H. A. Kramers, John Slater)
1925 Principio de exclusión (Wolfgang Pauli)
1925 Mecánica de matrices (Werner Heisenberg)
1926 Interpretación de las probabilidades de la función de ondas (Max Born)
1926 Ecuación de las ondas de Schrödinger (Erwin Schrödinger)
1926 Integración de la mecánica de matrices con la mecánica de ondas (Schrödinger)
1927 Interpretación de Copenhague de la mecánica, cuántica: no hay una realidad profunda: la
observación afecta la realidad
1927 Principio de incertidumbre (Werner Heisenberg)
1927 Experimento de Davisson-Germer (Clinton Davisson, Lester Hermer)
1928 La antimateria (Paul Dirac)
1932 Descubrimiento del neutrón
1932 Descubrimiento del positrón
1932 La lógica cuántica (John von Neumann)
1935 Documento del Puente de Einstein-Rosen (Albert Einstein, Boris Podolski, Nathan Rosen)
1935 Predicción del mesón (Hideki Yukawa)
1947 Descubrimiento del mesón
1949 Diagramas de Feynman (Richard Feynman)
1947-1954 Descubrimiento de dieciséis nuevas partículas semejantes a ondas
1957 Interpretación de los múltiples mundos de la mecánica cuántica (Hugh Everett)
1958 Hipótesis de la membrana en un solo sentido (David Finkelstein)
1961 Mapa de un agujero negro hacia un universo paralelo (Martín Kruskal)
1962 Descubrimiento de los quasares
1963 Un agujero negro giratorio conecta a una serie infinita de universos paralelos (Roy P. Kerr)
1964 Hipótesis de los quarks
1964 Teorema de Bell (J. S. Bell)
1970 Orden entrelazado (David Bohm)
1971 Conexiones no locales (Teorema de Bell) (Henry Stapp)
1972 Experimento de Freedman-Clauser (Stuart Freedman, John Clauser)
1974-1977 Descubrimiento de doce nuevas partículas semejantes a ondas
1982 Experimento de Aspect (Alan Aspect)
1993 Las ondas gravitacionales (Huise y Taylor)
En el siglo XXI, la ciencia reconocerá que la subestructura del universo es realmente una continuidad no física de energía. Este reconocimiento iniciará un renacimiento de descubrimientos científicos relacionados con la estructura invisible de la materia y del propio universo.
La exploración científica no física abrirá las puertas a un nuevo mundo de oportunidades y conocimientos. Desde la Astrofísica hasta la Filosofía, las observaciones y las conclusiones científicas establecidas volverán a examinarse y valorarse. El nuevo conocimiento obtenido de la exploración extracorporal científica vitalizará todas las ciencias para ver más allá de las formas moleculares densas y atisbar en lo más íntimo de la materia.
Nuestros datos científicos actuales son en gran parte resultado de observaciones de moléculas. Las sutiles estructuras subyacentes siguen ocultas. El método científico tradicional y su dependencia de la tecnología física terminarán por evolucionar y por generar una fusión de las técnicas de investigación físicas y no físicas. En el siglo XXI, el estudio de la interacción de la tecnología física y la consciencia humana será una ciencia en sí misma.
Imagine lo que podría obtenerse si se capacitara a un equipo de reconocidos científicos para hacer exploraciones extracorporales. Los físicos podrían observar personalmente los elementos básicos de la materia jamás analizados hasta ahora. Los investigadores médicos podrían explorar las fuerzas energéticas invisibles que provocan los cánceres, el SIDA, la degeneración y los trastornos celulares. Los químicos podrían documentar la energía invisible que determina y controla los cambios celulares. Los biólogos podrían estudiar la esencia misma de la vida física, y los psicólogos explorarían los reinos invisibles de la mente.
En la actualidad existen miles de investigadores brillantes y ansiosos por explorar la estructura invisible de la materia. Muchos de ellos sienten una gran curiosidad por observar más allá de los límites actuales de la tecnología y buscan una oportunidad para ampliar su visión más allá del laberinto de las teorías cuánticas. Sólo la consciencia puede observar y registrar las numerosas complejidades del espacio-tiempo y las realidades creadas por la mente. Ahora se ha abierto una puerta para quienes tengan el valor de alejarse de sus preconcepciones físicas y explorar los reinos cuánticos de la energía.
El reconocido físico Fred Alan Wolf concluye su libro Parallel Universes (Universos paralelos) con este planteamiento:
La mente humana es el laboratorio de la nueva física. Se ha sincronizado con el pasado y el futuro, convirtiendo las realidades probables en certezas existenciales. Es un sueño observarse a sí mismo. Presenciar cuando uno despierta en este mundo. Observar la acción de observar. Si logramos el valor suficiente para adentrarnos en este mundo con la consciencia como aliada nuestra, a través de los sueños y los estados alterados de consciencia, podremos modificar el holograma aportando más «luz» consciente a los mundos que coexisten con el nuestro.
Es el momento de acelerar el proceso de iluminar el holograma, de introducir el poderoso láser de la consciencia. Es el momento de conocer este universo por primera vez.
UNA CONTINUIDAD DE CONCIENCIA
Un misterioso estremecimiento embarga a quienes no son matemáticos cuando oyen hablar de cosas «tetradimensionales» y no es probable que este sentimiento lo despierten sus ideas sobre lo oculto. Sin embargo, es perfectamente válido declarar que el mundo en que vivimos es una continuidad tetradimensional.
ALBERT EINSTEIN
La consciencia es una continuidad que se extiende desde el despertar físico, pasando por estados progresivos de consciencia hasta áreas no físicas del universo, más allá de nuestra visión científica actual. Esta continuidad de la consciencia es tan grande y diversa como el propio universo; cada vez que «nos quedamos» dormidos llevamos nuestra consciencia hacia el interior de esa continuidad. Cada sueño, cada meditación y cada sesión de hipnosis es un atisbo parcial en nuestra continuidad personal de consciencia. El hecho de reconocer esto es un avance importante en nuestra evolución. Es natural que primero debamos explorar los diferentes estados de consciencia experimentados durante el sueño, la meditación y los ensueños antes de que comencemos a reconocer que dichos estados están vinculados por un flujo de consciencia común.
Todos los estados de consciencia están conectados; incluso la muerte es el movimiento de la consciencia de un área de la continuidad- a otra. La continuidad de la consciencia no es sólo otra teoría, sino un hecho que cada uno de nosotros puede observar y comprobar por sí mismo. Las experiencias extracorporales controladas nos brindan una oportunidad única de explorar directamente esa continuidad de energía. En cierto modo, nuestra consciencia es como una luz que tiene la capacidad natural de iluminar cualquier parte del universo. Cuando concentramos nuestra luz en una zona, esa área del universo se vuelve consciente y real para nosotros.
Todo el movimiento de la consciencia es hacia el interior del universo. Los estados de consciencia que experimentamos son sólo una fracción del total. La continuidad se extiende mucho más allá de nuestra comprensión actual.
Los estados de consciencia mencionados en el esquema no son la continuidad misma, sino nuestros modos o métodos de percibir esa continuidad de consciencia. Es obvio que los diferentes estados de consciencia, como la meditación, la hipnogosis y la hipnosis, se combinan y existen en forma distinta para cada persona. Por ejemplo, los estados meditativos pueden existir en todo el espectro de la continuidad de la consciencia, pero casi todas las personas experimentan sólo un plácido estado de relajación que ocurre en el intervalo de la luz alfa. La gran mayoría de quienes practican la meditación no son expertos, capaces de controlar y ampliar su consciencia a voluntad.
Es importante reconocer que nuestros estados de consciencia individuales existen como percepciones o segmentos de un total. Este reconocimiento es el primer paso importante para comprender la esencia y el funcionamiento de la consciencia. Tal comprensión es de vital importancia porque todos los misterios de nuestra existencia y el universo mismo están relacionados con la consciencia. Esta herencia se confirmará en el futuro cercano cuando se descubra que nuestra consciencia individual es un microcosmos del propio universo. Los sueños y las experiencias extracorporales y cercanas a la muerte son una forma de reconocer nuestra conciencia, dejando atrás el punto de vista físico y explorando la continuidad de consciencia no física. Este concepto de una consciencia humana que se desplaza por un universo invisible tiene cada vez más partidarios. El físico y escritor Fred Alan Wolf plantea que los sueños lúcidos son en realidad visitas a universos paralelos. Ha insistido en que la frase «consciencia de un universo paralelo» sería una mejor forma de designar a los sueños lúcidos.
Me parece que los estados de consciencia que tenemos en la actualidad son una fracción mínima de la continuidad que experimentaremos después de que desechemos en forma permanente nuestros cuerpos físicos. Cada año, millones de experiencias extracorporales y cercanas a la muerte aportan evidencias convincentes de que esto es cierto. Las observaciones extracorporales obtenidas demuestran que nuestros conceptos actuales de consciencia son muy limitados. Los estados de consciencia basados en lo físico son relativamente burdos, cuando se comparan con los estados no físicos. Una vez que trascendemos nuestros vehículos biológicos, tenemos libertad para experimentar la esencia ilimitada de nuestra consciencia. La continuidad de la consciencia se extiende hacia el interior de lo más íntimo del universo; más allá de los límites densos de nuestra visión existen niveles y frecuencias de vida y realidades no físicas interminables. Cada uno de nosotros tiene mucho que explorar: nos esperan mundos de luz y belleza increíbles. Para experimentarlos, simplemente debemos ampliar nuestra consciencia más allá de nuestro cuerpo físico y explorar nuestra continuidad de consciencia individual.
LA EVOLUCIÓN DE LA CONCIENCIA
Nuestro actual concepto de evolución se deriva de la teoría darwiniana, según la cual los organismos biológicos se adaptan y cambian en respuesta a las circunstancias físicas del ambiente que los rodea. Esta teoría, que se basa totalmente en los cambios observados en los organismos biológicos, ha persistido como base científica de la evolución durante más de cien años.
Los millones de experiencias extracorporales identificadas aportan evidencias convincentes de que nuestra evolución es mucho más compleja que los cambios biológicos que observamos a nuestro alrededor. De hecho, han traído una visión completamente nueva de la evolución, más completa que cualquier teoría anterior existente en toda la historia de la humanidad. Con base en las exploraciones no físicas, podemos afirmar que la evolución es el desarrollo progresivo de la energía consciente (el alma) mediante el uso de vehículos de expresión biológicos y temporales. El nacimiento y la muerte biológicos son sólo la entrada y la salida de la consciencia a esta densa dimensión externa de energía. Los cambios observados en los organismos biológicos son sólo un efecto secundario, creado por el desarrollo invisible de la consciencia.
En la actualidad, quienes defienden la teoría de la evolución observan y registran sólo los cambios físicos externos de lo que ocurre a nuestro alrededor, mientras que las modificaciones verdaderamente importantes siguen siendo invisibles. Cada día encontramos nuevas situaciones que nos moldean psicológicamente. Cada problema físico es una nueva oportunidad para crecer; cada apuro nos ayuda a desarrollar nuestras cualidades interiores de valor, amor y compasión; cada nuevo desafío es una oportunidad para aprender. En cierta forma, todos usamos la materia como herramienta de transformación. Nuestros cuerpos biológicos son vehículos temporales para expresar y experimentar este denso reino de la materia. El solo acto de asumir una forma física y ser humanos es un elemento integral de nuestro desarrollo. Cada uno de nosotros experimenta en la actualidad el más eficaz sistema de crecimiento jamás diseñado: la evolución mediante la experiencia personal directa, por el simple hecho de ser.
Cada uno de nosotros dejará a un lado en forma temporal su vehículo biológico y seguirá evolucionando. Todos participamos activamente en un sistema evolutivo que se extiende más allá de los estrechos límites de nuestra visión física. Tanto el nacimiento como la muerte son elementos esenciales de nuestro progreso: son una entrada y una salida de la consciencia al campo de juego molecular de la evolución.
Durante los últimos veinte años han surgido nuevas explicaciones en relación con nuestra existencia espiritual. Hace dos décadas, temas como las experiencias cercanas a la muerte y los viajes fuera del cuerpo, los universos paralelos, las múltiples dimensiones y los túneles de energía entre dos universos resultaban ajenos a la gran mayoría de las personas. En la actualidad, se habla de estos temas en los hogares de todo el mundo. En una sola generación, nuestro concepto de la realidad ha sufrido un cambio notable. Esta alteración proseguirá a medida que abramos nuestras mentes a una nueva visión de nosotros mismos y de nuestra existencia.
En la historia de la humanidad, muchas personas moldearon la evolución de la consciencia humana. A continuación cito a algunas personas que en las últimas décadas han influido en la evolución de la consciencia grupal de nuestra especie. El proceso de la evolución humana se acelerará en el próximo milenio a medida que ampliemos nuestra búsqueda de respuestas más allá de los densos límites de la materia.
En 1975, el libro Life afier life (Vida después de la vida) del Dr. Raymond Moody despertó el interés internacional en el tema de la vida después de la muerte y las posibles realidades no físicas. La obra pionera de Moody sobre los estados de percepción cercanos a la muerte y alterados sigue estimulando a millones de personas en todo el mundo. Desde 1975, la abrumadora aceptación de sus numerosos libros ha abierto un campo completamente nuevo de estudio e investigación. La obra de Moody ha afectado sobre todo a la comunidad médica y ha preparado el escenario para cientos de investigadores médicos -entre ellos los Drs. Melvin Morse y Brian Weiss- animándolos a ahondar en los numerosos misterios de las experiencias no físicas. En gran medida, su obra legitimizó todo el tema de la investigación no física y la exploración del universo invisible.
Las investigaciones de Moody han servido para iniciar un cambio significativo de las ideas, tanto conscientes como inconscientes.
Kenneth Ring, Stuart Twemlow, Bruce Greyson y otros médicos visionarios estimularon la evolución de la especie humana al investigar los informes de experiencias cercanas a la muerte y extracorporales procedentes de todo el mundo. Sus investigaciones y explicaciones han ayudado a legitimizar el tema de las experiencias no físicas, con lo cual han preparado el escenario para nuevas experiencias.
Brian Weiss ha contribuido a que la terapia de regresión a vidas anteriores sea aceptada mundialmente como un valioso recurso terapéutico. Cada vez más psicólogos y psiquiatras incorporan técnicas de regresión en sus prácticas diarias. La obra de Weiss es un avance importante para reconocer la relación entre los estados de consciencia no físicos y nuestra existencia física actual. Además, sus libros insisten en la importancia de obtener conocimientos sobre nosotros mismos.
John Stuart Bell, el físico irlandés que desarrolló el teorema de la interconexión, demostró que todas las partículas de la materia están conectadas por una fuerza invisible (no local). Sus trabajos influyeron notablemente en la dirección que tomó la física moderna. Muchos físicos creen que el teorema de la interconexión es uno de los descubrimientos más importantes del siglo XX.
Hugh Everett, Roy Kerr, Martín Kruskal y otros físicos y matemáticos han desarrollado teorías y mapas conceptuales que suponen la existencia de incontables universos paralelos tan reales como el nuestro. Esta idea de los mundos de energía paralelos ha influido en quienes desarrollan teorías cuánticas, astrofísicos y astrónomos de todo el mundo.
Cineastas como Steven Spielberg, a través de películas como E. T y Encuentros en la tercera fase, reducen nuestros temores a lo desconocido y nos abren nuevas posibilidades más allá de nuestras percepciones físicas.
Las claras explicaciones de Gary Zukav acerca de la relación entre la Física y la consciencia, así como su búsqueda de un sentido y propósito para la vida han influido en millones de personas.
El mensaje definido de Shakti Gawain sobre la importancia de la visualización creativa ha afectado a millones de personas en todo el mundo.
El físico y escritor Fred Alan Wolf ha presentado y aclarado los conceptos de los universos paralelos y la realidad generada por la consciencia a la comunidad científica y a la población en general.
Los doctores Wayne Dyer, Bernie Siegel, Deepak Chopra y muchos otros nos han demostrado con sus ideas y sus obras la importancia de la conexión entre el cuerpo, la mente y el espíritu.
Más de quinientos millones de personas han contemplado las vívidas y estimulantes formas en que Bruce Joel Rubin representa la vida, la muerte y las dimensiones energéticas invisibles (La escalera de Jacob, Fantasma, Mi vida).
El vigorizante mensaje de Norman Vincent Peale acerca del pensamiento positivo y su efecto sobre la materia y la vida nos ha afectado a todos.
Albert Einstein llevó el pensamiento y las teorías científicas más allá de la física newtoniana hacia los vastos reinos del espacio-tiempo curvo y los puentes energéticos hacia otros universos. Al hacerlo, preparó el escenario para el surgimiento de la física cuántica moderna, el concepto de los universos paralelos y la interpretación de los mundos ilimitados.
David Bohm, otro físico visionario, ha originado numerosas ideas relacionadas con la realidad generada por la consciencia y las subestructuras energéticas invisibles. Los conceptos que ha aportado a la física moderna son un paso intelectual importante hacia el reconocimiento de la naturaleza multidimensional del universo. Su agudo intelecto ha inspirado a toda una generación de físicos animándolos a buscar las respuestas a la realidad más allá de las partículas de la materia.
Cuatro excelentes escritores, Nick Herbert, Michael Talbot, Heinze Pagels y Fritjof Capra, han influido en la evolución de la consciencia humana describiendo con claridad la conexión entre la nueva física, la metafísica, la religión y la consciencia.
Robert Monroe ha contribuido a presentar el tema de la exploración extracorporal a millones de personas en todo el mundo. Sus libros y su organización, el Monroe Institute, ofrecen actualmente capacitación, información, apoyo y clases sobre la ampliación de la consciencia y la exploración no física.
Paul Twitchell es el fundador de ECKANKAR. Sus numerosos libros (más de treinta) presentan y detallan la influencia histórica que la exploración extracorporal tiene para la evolución de la raza humana. Considerado como uno de los maestros modernos de los viajes extracorporales, ha contribuido a presentar el tema de las exploraciones no físicas a gentes de todo el mundo.
Productores cinematográficos como George Lucas y Gene Rodenberry han contribuido a ampliar la imaginación humana más allá de la visión de la realidad limitada a la Tierra. Sus imágenes del futuro nos estimulan a todos a ver más allá de los densos límites que ahora experimentamos.
Los escritores de ciencia ficción, como grupo, son algunos de los visionarios de más talento. Quienes pretendan ponerlo en duda, deben recordar los inverosímiles relatos de julio Veme; sus submarinos, sus naves espaciales y sus exploraciones lunares que en su momento fueron consideradas ideas desquiciadas.
Betty Eadie, la autora de Embraced by the light (Abrazada por la luz), y otros que se han atrevido a compartir sus experiencias cercanas a la muerte seguirán moviendo la consciencia colectiva de la humanidad. Sus conmovedoras narraciones de viajes en las esplendorosas dimensiones invisibles del universo han provocado debates e interés sobre los conceptos de las realidades no físicas y sobre el lugar que ocupamos en el universo. Estos relatos de exploraciones no físicas en las dimensiones interiores del universo representan algo más que una reconfortante evidencia de nuestra inmortalidad. Millones de personas cobran consciencia de que las respuestas a los misterios de nuestra existencia están a nuestro alcance. Surge una pregunta importante: si algunos de nosotros podemos experimentar y explorar los reinos no físicos de universo, ¿por qué no podemos hacerlo todos? Comprender esto es un paso fundamental en el desarrollo de la raza humana. Este proceso de cambio es inevitable, debido a que en algún momento todos abandonaremos nuestros vehículos biológicos y penetraremos en las dimensiones no físicas del universo. Lo importante de estas exploraciones no físicas hacia el interior del universo no son los propios relatos, sino el hecho de comprender que tales exploraciones son posibles y asequibles para todos nosotros.
A medida que la consciencia siga evolucionando, más personas llegarán a dar nuevas y osadas explicaciones de la naturaleza de la realidad y del propósito de nuestra existencia. Incontables personas con distintos estilos de vida influirán en nuestra evolución: escritores, músicos, inventores, sanadores, productores y directores de cine. A menudo no tendrán consciencia del impacto que tienen en la sociedad. Sus ideas e imágenes salen al mundo como rizos en la superficie de un estanque, creando un ligero movimiento de ideas y de consciencia para millones de personas. Por ejemplo, a primera vista, las películas E. T, Cocoon y Ghost parecen despreocupadas aventuras fantásticas; sin embargo, casi dos mil millones de personas las han visto y han entrado en contacto con un nuevo punto de vista sobre áreas de la vida desconocidas y sin explorar por la ciencia moderna. Muchos de ellos sustituyeron su temor a lo desconocido por una sensación de asombro y expectación positiva. Las ideas comunicadas por estas y otras cintas han influido en el inconsciente colectivo de toda nuestra especie. Sus imágenes positivas y estimulantes redujeron ligeramente nuestro temor a lo desconocido, tanto consciente como inconsciente.
En el siglo XXI, nuevas formas de entretenimiento y creación de imágenes nos conducirán al interior de los niveles no físicos del universo. Esta será una evolución gradual desde las películas tradicionales hasta aventuras cada vez más interactivas que incluyan tecnología de realidad virtual. En el siglo XXI, la programación de realidad virtual se convertirá en un popular trampolín para exploraciones extracorporales controladas hacia el interior del universo. A medida que avancemos, se hará evidente que la evolución de la tecnología y de la consciencia humana se relacionan en modos mucho más complejos de lo que nuestra actual comprensión puede abarcar. Llegará un momento en que cada uno de nosotros evolucione más allá de la crisálida de la materia y explore el interior de las dimensiones no físicas del universo.
LA EVOLUCIÓN FUTURA
En los recientes años de mis exploraciones no físicas, he llegado a comprender que cuanto más experimentamos y más nos familiarizamos con las dimensiones no físicas del universo, más amplias son nuestras opciones después de nuestra muerte física. Las opciones no físicas (espirituales) que tenemos aumentan en forma exponencial con nuestra capacidad para explorar el origen de toda la energía y la vida. Esto es más importante que todo lo que yo pueda expresar. La inmensa mayoría de las personas muere ignorando totalmente su existencia espiritual. Aunque muchos tienen firmes creencias religiosas, carecen de un conocimiento práctico de su identidad espiritual y de que su existencia continúa después de la muerte. En el momento de morir, transfieren su consciencia del cuerpo físico a su forma no física de frecuencia superior e inmediatamente se encuentran con sus seres queridos y amigos fallecidos. Evidentemente les encanta descubrir que siguen existiendo y les regocija reunirse con sus seres queridos. En los siguientes días y semanas se integran a una nueva realidad vibratoria y comienzan a adaptarse y a ajustarse a sus respectivos grupos sociales. Esta sensación colectiva de integración reúne y mantiene unidos a millones de personas en espléndidos entornos no físicos de consenso.
Los distintos grupos de personas tienen diferentes conceptos del Cielo. Por ejemplo, la perspectiva islámica es diferente del punto de vista cristiano. Recuerde que los entornos no físicos responden a los pensamientos; cada religión y grupo social importante ha creado su propio concepto de Cielo, de acuerdo con las convicciones y creencias del grupo. Muchos de estos entornos energéticos son muy antiguos y están muy bien establecidos por la consciencia colectiva de sus integrantes. En forma muy parecida al mundo físico, a casi todas las personas les complace adaptarse a la realidad de consenso habitada por sus amigos y seres queridos. ¿Por qué no habría de ser así? Es increíblemente agradable cuando se compara con la materia. Existen magníficos paisajes por descubrir y explorar. Se pueden apreciar los paisajes y entornos más atractivos de la Tierra, además de muchos otros. Todos los árboles y prados reflejan un vibrante espectro de color que está más allá de nuestra imaginación. Todo -las plantas, los animales, la vida misma- está hecho de luz. Una matriz de energía que responde a los pensamientos manifiesta todo lo que piensan sus habitantes. Es obvio que sus habitantes piensen que esta es la realidad final: el Cielo.
Debido a que se supone que estos magníficos entornos no físicos son el Cielo, y a que se comparan con la existencia física, estos entornos de consenso son el Cielo -en ellos no hay muerte, enfermedad, deterioro, crimen ni cosas semejantes. Sólo hay un problema: la inmensa mayoría de sus habitantes no físicos, miles de millones de ellos, no saben que existen otras dimensiones energéticas, todavía más esplendorosas, más allá de los límites de su percepción no física. Estas espectaculares dimensiones energéticas están formadas por interminables frecuencias de luz y energía pura, cada una más radiante que la anterior, una progresión de luz viva que existe mucho más allá de nuestros frágiles conceptos de forma y solidez y que continúa hasta el corazón mismo del universo multidimensional.
Esta información es importante porque el primer paso para ampliar nuestra consciencia es reconocer los diversos límites que nos fijamos, tanto físicos como espirituales. Este conocimiento destaca la necesidad de que todos ampliemos nuestra percepción y nuestra experiencia más allá de los límites densos que nos rodean. Una vez que desarrollemos la capacidad de explorar más allá de los límites de nuestros cuerpos, podremos aplicar esa misma capacidad en nuestra existencia futura, en nuestro hogar no físico.
El desarrollo de nuestra capacidad para explorar más allá del cuerpo tiene profundas implicaciones para todos nosotros. Nuestra capacidad de experimentar los diversos niveles de frecuencia no físicos depende de nuestra capacidad personal para trascender nuestros límites energéticos actuales. En efecto, una vez que aprendemos a trascender nuestros límites físicos, podremos usar la misma capacidad después de la muerte para experimentar regiones todavía más grandes del universo.
En la actualidad, hay personas que pueden aumentar su frecuencia vibratoria personal y explorar diversas dimensiones del universo. Estas personas singulares no se limitan a una sola dimensión o entorno. La capacidad para explorar más allá de nuestros límites físicos actuales es un elemento esencial para que evolucionemos y pasemos de ser criaturas inmersas en lo físico a seres espirituales sin límites. Sólo cuando lleguemos a trascender nuestros límites densos tendremos la esperanza de expresarnos por todo el universo multidimensional. Nuestro destino es evolucionar a un punto donde todos tengamos la capacidad de ampliar nuestra consciencia y crecer, a todo lo largo y lo ancho del universo.
Todos somos seres interdimensionales, aunque en la actualidad centremos nuestra atención en una sola dimensión de materia-energía. Las experiencias extracorporales y cercanas a la muerte, los sueños, los estados alterados de consciencia e incluso la muerte misma son evidencias de nuestra naturaleza multidimensional. Reconocer en forma consciente y experimentar en forma personal nuestra naturaleza no física es un paso importante en nuestra evolución personal. En algún momento, todos evolucionaremos a un punto donde podamos experimentar y explorar de manera consciente el universo. Esto ocurrirá cuando nuestra especie se desarrolle y reconozca que nosotros y el universo somos iguales: multidimensionales.
Tras veinte años de exploración extracorporal, estoy seguro de que evolucionamos a través de la materia. Utilizamos las formas de vida biológica como instrumentos de expresión. Nuestros cuerpos físicos son las herramientas que usamos para experimentar y crecer. Cada nacimiento (exploración) en la materia nos hace avanzar y aumenta nuestra experiencia. Cada forma de vida física usa y controla un vehículo biológico temporal para su evolución.
Igual que la proverbial mariposa, cada organismo viviente desecha su vehículo biológico temporal para continuar su viaje por los refinados niveles de energía del universo multidimensional.
La evolución es mucho más de lo que podemos contemplar con los ojos. Es el movimiento y el cambio de la consciencia de las formas de vida biológicas más simples a formas de vida no físicas cada vez más complejas y organizadas. Cada forma de vida prosigue su viaje evolutivo dentro del universo multidimensional. Cada una crece y cambia, aprende y se adapta con lentitud a sus nuevos desafíos y aventuras, a sus nuevas formas de expresión. Para comprender verdaderamente la evolución, debemos explorar y observar la subestructura del universo: las estructuras y los sistemas energéticos no moleculares que provocan los cambios físicos que percibimos a nuestro alrededor.
EL SUEÑO DE EINSTEIN
El sueño de Einstein y de cualquier otro físico ha sido comprender y explicar la estructura del universo. Durante muchas décadas, los físicos han esperado descubrir una teoría única que explique y reúna todos los conceptos de energía, espacio y tiempo. Esta teoría unificada se conoce como la gran unificación.
Ahora, casi todos los físicos creen que ocurren reacciones energéticas no descubiertas y que están más allá de nuestra visión tecnológica actual. Cuando la ciencia moderna exploró el núcleo de la materia, realizó un increíble descubrimiento: las partículas físicas elementales no poseen atributos o propiedades materiales inherentes. Los principales bloques de construcción de la materia se perciben cada vez más como frecuencias. Este descubrimiento tiene implicaciones de gran trascendencia.
Cuando reconocemos que las partículas físicas tienen naturaleza de frecuencias, los conceptos de varias dimensiones energéticas no resultan tan lejanos como parecían al principio. Por ejemplo, el clásico experimento de Newton con un prisma mostró que la luz visible contiene diferentes frecuencias que aparecen como colores. Las diversas frecuencias de luz existen juntas dentro del mismo espacio-tiempo que observamos, sin embargo, cada frecuencia de la luz existe totalmente separada de las demás.
El espectro de ondas electromagnéticas incluye una increíble variedad de radiación, desde los rayos gamma hasta las ondas de radio de onda larga. Debido a que coexisten diferentes frecuencias de energía dentro del mismo espacio-tiempo que ocupamos, ¿por qué no podrían coexistir entornos energéticos completos (e incluso mundos) dentro de nuestro universo físico visible? Los físicos de todo el mundo se toman muy en serio esta pregunta. En la actualidad, los físicos están convencidos de que algo de tamaño sustancial existe más allá de nuestra visión tecnológica. Se considera que esa energía invisible e inexplorada es la clave para comprender la estructura de la materia y del universo.
Confío en que pueda hacerse realidad el último sueño de Einstein: la gran unificación, al desarrollarse nuevos métodos para verificar y explorar la realidad del universo multidimensional. El reconocimiento científico del universo multidimensional y de la continuidad de consciencia son los elementos importantes que faltan para que comprendamos la naturaleza y la estructura de la energía del universo. La gran unificación será una realidad si los físicos modernos están dispuestos a reorientar su atención desde las partículas elementales a las funciones de ondas no físicas. Esto no es un sueño, sino una realidad, que espera pacientemente que nuestras percepciones científicas evolucionen más allá de su obsesión actual por las partículas físicas.
LA NUEVA FRONTERA DE LA CIENCIA
En el siglo XXI, la ciencia reconocerá que las respuestas a los elusivos misterios físicos de nuestra existencia -la cosmología del universo, la naturaleza y la estructura invisible de la materia, la evolución de nuestras especies e incluso la existencia de la vida después de la muerte- sólo podrán encontrarse al explorar la subestructura invisible del universo. Cuando lo reconozca, la ciencia dará un paso evolutivo importante, y esto representará un punto determinante en la evolución humana. Con lentitud avanzaremos de ser una especie biológica que se concentra en lo externo a una especie con cada vez más dimensiones. Este proceso de cambio ya ha comenzado. Los astrofísicos, los físicos cuánticos y quienes analizan las partículas conducen hoy extensos experimentos que se basan en el concepto de un universo multidimensional. Esta tendencia continuará durante todo el siglo XXI.
Una vez que comencemos a explorar el interior del universo, surgirá una nueva era en la investigación y en los descubrimientos científicos. La ciencia moderna ampliará sus observaciones actuales de la materia y la realidad mucho más allá de todos los conceptos actuales. La ciencia comenzará a explorar el origen invisible de la energía y de la materia física.
A medida que evolucionemos, comenzaremos a definir el universo invisible del mismo modo en que los astrónomos trazan hoy el universo visible. La exploración del interior del universo es una tarea monumental que nos llevará mucho más allá de nuestros conceptos intelectuales actuales de tiempo, espacio y energía. La exploración de las dimensiones invisibles es una tarea que todos terminaremos por efectuar, porque es nuestro derecho de nacimiento y nuestro destino explorar más allá de nuestros vehículos biológicos primitivos y experimentar el esplendor de nuestro verdadero hogar, el universo multidimensional.
LA NUEVA FRONTERA
Actualmente, la comunidad científica mundial está de acuerdo en que debe existir una estructura energética invisible.
DAVID SECKEL
Cosmólogo, Universidad de California
En pocas décadas, la ciencia ha adquirido consciencia de las limitaciones de la percepción visual humana. El ojo humano capta únicamente una estrecha banda de radiación. Sólo vemos las longitudes de onda entre 0,00007 cm. y 0,00004 cm.; el resto del espectro de ondas electromagnéticas permanece invisible para nosotros. De hecho, sólo unas cienmilésimas de centímetro son la diferencia entre la visibilidad y la invisibilidad. Sin embargo, todos nosotros nadamos literalmente en un mar de energía, inmersos en un océano de ondas electromagnéticas: rayos gamma, rayos X, rayos ultravioleta, infrarrojos, microondas, ondas de radio, ondas cortas, por mencionar algunos.
Por ejemplo, cuando sentimos el calor del sol, captamos el resultado de rayos infrarrojos invisibles; su longitud de onda va de 0,00008 cm. a 0,032 cm., por lo que es demasiado larga para que la detecte nuestra retina, aunque nuestra piel perciba esos rayos como calor.
Nuestra percepción del universo está basada sólo en una muy diminuta fracción de la energía que nos rodea. Resulta todavía más impresionante reconocer que nuestra tecnología científica actual sólo detecta una parte de todo el espectro de energía. Casi todos los científicos creen que el espectro de ondas electromagnéticas continúa mucho más allá de nuestra visión tecnológica y, posiblemente, hasta el infinito.
Si ponemos esto en perspectiva, nos daremos cuenta de que cada uno de nosotros es visualmente consciente de sólo tres cienmilésimas (0,00003) de centímetro de la radiación energética que nos rodea. Y viendo tan poco del universo, nos apresuramos a emitir conclusiones y juicios con base en los estrechos límites de nuestra visión. Nuestra perspectiva del universo, y la realidad misma, están severamente limitadas por lo estrecho de nuestros sentidos físicos.
Si miramos a nuestro alrededor, vemos un mundo de objetos sólidos. Superficialmente, la realidad parece estar hecha de formas sólidas y tridimensionales. No obstante, a medida que la ciencia profundiza en el núcleo invisible de la materia, se efectúan notables descubrimientos. La famosa ecuación de Einstein, E = MC2 indica que la materia no es más que otra forma de energía -en cierto sentido, energía almacenada que se moldea temporalmente para construir los objetos físicos que nos rodean.
Una vez que reconocemos que toda la materia es en realidad energía, podemos comenzar a formarnos una nueva visión de nosotros mismos y del mundo circundante. Entonces comenzamos a comprender que lo que nos rodea no es lo que parece.
Esta nueva visión se amplía aún más cuando examinamos los descubrimientos más recientes de la física cuántica. Los teóricos del quantum ya no consideran que la energía esté formada por partículas. Las partículas subatómicas ya no se consideran elementos estáticos, sino entidades tetradimensionales en el espacio-tiempo. De hecho, las partículas elementales de nuestra realidad (los quarks y demás), ya no se considera que tengan solidez. Cuando los físicos observan las partículas elementales, las describen como modelos dinámicos, que se mueven y cambian constantemente de una a otra. La mecánica cuántica ha demostrado que las partes elementales de nuestra realidad no son sino modelos de energía interconectados para formar una red cósmica indivisible.
La física cuántica ha demostrado que nuestros conceptos físicos elementales de forma y solidez son obsoletos; no sólo la materia es energía, sino que toda energía tiene esencialmente una naturaleza no física. El físico Werner Heisenberg precisó este nuevo punto de vista científico cuando declaró que «los átomos no son cosas».
Tras décadas de notables descubrimientos, la física moderna parece ahora encontrarse en un callejón sin salida. El movimiento de las partículas subatómicas apenas parece tener un orden lógico o no tenerlo en absoluto. Las partículas elementales cambian su posición y su trayectoria, aparecen y desaparecen, y sus movimientos son impredecibles. Y todavía es más sorprendente comprender que pueden ser influidas por las ideas de los científicos que las observan.
Comienza un nuevo siglo, pero los grandes misterios de la ciencia siguen sin resolverse. ¿Qué son la materia y la energía? Cada vez más físicos y más astrónomos de todo el mundo reconocen que debe existir un inmenso sistema de energía invisible más allá de nuestra visión tecnológica. Hace años, algunos astrónomos observaron que existían áreas específicas en el espacio con una masa tan escasa que no se explicaban su movimiento. En los años ochenta, a esta misteriosa circunstancia se la denominó «materia negra». El descubrimiento de la materia negra vio la luz debido a las intensas investigaciones de la astrónoma Vera Rubin. En The astronomers (Los astrónomos), Donald Goldsmith resume el trabajo de esta científica y su importancia.
Al analizar los movimientos de las estrellas remotas, las observaciones de Rubin revelaron enormes cantidades de materia invisible en galaxias espirales como nuestra Vía Láctea. Algunos estudios de los movimientos de las galaxias, efectuados por otros astrónomos (y por la misma Rubin), demostraron que los grupos de galaxias contienen asimismo tremendas cantidades de materia invisible. En realidad, incluso antes del trabajo de Rubin, los astrónomos habían descubierto que casi todos los grupos de galaxias parecían contener mucha más masa de la que podía explicarse por las estrellas que brillaban en sus galaxias. Pero fueron necesarios los estudios detallados de Rubin sobre el movimiento de las estrellas dentro de
nuestra propia galaxia y en otras más, para convencer a los astrónomos de que casi todas las galaxias, y no sólo las que eran parte de grupos grandes de galaxias, tienen mucha más masa invisible que las estrellas. En resumen, la obra de Rubin estableció la existencia de un componente del cosmos no confirmado antes, un componente que no era un simple agregado a lo que ya conocemos sino que es el universo mismo. Todo lo que vemos -las estrellas, los grupos de estrellas, las regiones donde se forman estrellas, y las nubes de gas consumidas por las estrellas nuevas- aparentemente representa no más allá del 10 por ciento de la masa total de una galaxia grande como nuestra Vía Láctea. Por tanto, la investigación de Rubin implica que toda la materia visible del universo representa sólo la costra del pastel, el cual está formado básicamente por materia invisible.
El descubrimiento de la materia negra (masa invisible) aporta evidencias de la subestructura invisible del universo. En las últimas dos décadas, físicos y astrónomos de todo el mundo han llegado a la misma conclusión: algo invisible interactúa con la materia. En 1981, el eminente físico teórico David Bohm propuso que la subestructura de lo subatómico sólo tiene sentido si suponemos la existencia de dimensiones adicionales más complejas y que están más allá de nuestra visión. Este concepto es cada vez más aceptado. Muchas de las máximas mentes científicas del siglo veinte han aceptado que más allá de nuestra visión tecnológica ocurre algo misterioso. Einstein, Heisenberg, Planck, Pauli, Schrödinger, Jeans, Eddington, Bohr y de Broglie han expresado la idea de que lo físico y lo místico, de algún modo están relacionados. Sir James Jeans resumió esto cuando declaró que «estamos comenzando a ver el universo más como una idea enorme que como una máquina enorme».
LA ESTRUCTURA MULTIDIMENSIONAL DEL UNIVERSO
Si examinamos la evolución de la ciencia durante las últimas décadas, vemos un cuerpo de evidencias cada vez más grande, que confirman la subestructura multidimensional de la materia y del universo. Los descubrimientos más recientes de la física cuántica nos ofrecen numerosos ejemplos. También es notable la cada vez mayor cantidad de físicos, astrofísicos y astrónomos que creen en la existencia de universos paralelos. El conocido físico Fred Alan Wolf resume esta opinión al declarar: «en la física cuántica, encontramos sólidas y sorprendentes evidencias de la existencia de universos paralelos desde el comienzo del tiempo».
EL CONCEPTO DE LOS UNIVERSOS PARALELOS
La idea de los universos paralelos o de las dimensiones paralelas no es nueva. La teoría de la relatividad de Einstein predijo primero la existencia del espacio-tiempo tetradimensional y de los agujeros negros. Sin embargo, no fue sino hasta 1935 que Einstein y su colega en la universidad de Princeton, Nathan Rosen, presentaron su nueva teoría relacionada con el funcionamiento de los agujeros negros. Propusieron que, en lugar de un simple agujero o grieta en el espacio-tiempo, como se creía al principio, el agujero negro era en realidad un puente que conectaba un universo a otro universo posible. Einstein y Rosen plantearon que los agujeros negros eran «puentes» hacia cualquier parte y en cualquier época. En la época actual este concepto se conoce como el Puente de Einstein-Rosen.
El Puente de Einstein-Rosen fue la primera teoría científica ampliamente aceptada acerca de la posible existencia de universos o dimensiones paralelas. La obra de Einstein y Rosen preparó la escena para que las siguientes generaciones de físicos estudiaran seriamente el concepto de los universos paralelos. Por ejemplo, influyó decisivamente en el trabajo de la «interpretación de muchos mundos» presentada en 1951 por el físico Hugh Everett III. La teoría de Everett plantea que con el nuestro, coexisten muchos mundos o universos; sin embargo, se dividen continuamente en dimensiones separadas y diferentes que son mutuamente inaccesibles. Según Everett, cada mundo o dimensión contiene una versión diferente de las mismas personas efectuando diversas acciones en el mismo momento en el tiempo. Esta teoría, aunque discutida, es muy conocida en la física moderna y algunas personas consideran que aporta una explicación posible de la realidad cuántica.
Durante los sesenta años anteriores, varios físicos reconocidos plantearon el concepto de universos-energía paralelos y sus puentes de interconexión, entre ellos Arthur Eddindgton, Christian Fronsdal, David Finkelstein, John Wheeler, G. Szertes y Charles Misner. Pero fue otro físico, Martin Kruskal, de Princeton, el primero que desarrolló este concepto por escrito. En 1961, Kruskal presentó su mapa de un agujero negro, el cual mostraba una interconexión entre nuestro universo físico y otro, invisible.
En 1963, el físico y matemático australiano Roy P. Kerr desarrolló ecuaciones precisas en relación con la rotación de los agujeros negros. Las ecuaciones de Kerr indicaban la existencia de un número infinito de universos paralelos, todos conectados directamente a los agujeros negros. Propuso que una serie o mosaico de universos se extendía hacia el pasado y hacia el futuro simultáneamente. Aunque el concepto parezca extraño, los físicos de todo el mundo lo calificaron favorablemente. Muchos consideran que sus ecuaciones son uno de los descubrimientos más importantes de la astrofísica teórica de mediados del siglo veinte.
Además, H. Reissner en Alemania y G. Nordstrom en Dinamarca formularon una representación de agujeros negros conectados a otros universos. Por este trabajo, los agujeros negros con carga eléctrica se denominan «agujero negro de Reissner-Nordstrom.»
Creo que la existencia de los agujeros negros, el Puente de Einstein-Rosen, y las ecuaciones, mapas y teorías de Everett, Kruskal, Kerr, Reissner y Nordstrom, son todos evidencias de la naturaleza y de la estructura multidimensional del universo. Esta recopilación cada vez mayor de evidencias acumuladas por físicos y astrónomos de todo' el mundo apunta hacia el descubrimiento más importante del siglo XX: nuestro universo es un continuo multidimensional de energía interconectada.
EVIDENCIA HISTÓRICA QUE APOYA EL UNIVERSO MULTIDIMENSIONAL
Cuando analizamos la historia, apreciamos que la idea del Cielo o de un universo no físico es una de las creencias más antiguas y extendidas de la humanidad. El concepto de Cielo aparece en todas las culturas y religiones.
Las religiones judía y cristiana enseñan la existencia de tres universos o dimensiones: el mundo físico, el Cielo y el Infierno. El catolicismo agregó una cuarta con el concepto del Purgatorio. En el Corán, Mahoma habla de siete cielos o universos. En épocas más recientes, la visión teosófica desarrollada por Madame Blavatsky describió siete dimensiones. Este concepto de las siete dimensiones también se incorporó a varias filosofías de la Nueva Era. Si examinamos las religiones y las culturas de todo el mundo, el concepto de cielos o universos invisibles es sin duda la creencia más universal de la humanidad. En la actualidad, prácticamente todas las religiones y culturas han incorporado este concepto. Aunque es probable que esta sea la teoría mas difundida en la historia de la humanidad, todavía no se encuentran evidencias comprobables relacionadas con esos cielos invisibles. Como usted llegará a descubrir, la exploración extracorporal aporta una poderosa verificación de que los «cielos» religiosos descritos en las escrituras de su religión existen en realidad. Las exploraciones directas han demostrado que los cielos bíblicos son en realidad los magníficos entornos energéticos invisibles que forman el universo multidimensional.
LOS TÚNELES DE ENERGÍA
En la literatura y en las obras artísticas de diversas culturas se han desplegado durante los últimos dos mil años evidencias adicionales de la creencia en los universos no físicos y los túneles energéticos que los conectan. Por ejemplo, durante siglos los pintores han representado túneles de energía que conducen a un nuevo entorno o cielo radiante.
El pintor holandés Hieronymus Bosch (1460-1516), en su conocida obra El ascenso al Empíreo, ilustra con claridad a un ser individual que está siendo escoltado por un túnel de energía. Al final del túnel hay una luz brillante que indica el cielo (una dimensión de frecuencia más alta).
Dos siglos después, el poeta, místico y pintor inglés William Blake (1757-1827) creó su obra maestra titulada La escalera de Jacob. En su impresionante acuarela representa seres humanos y ángeles que ascienden y descienden hacia un círculo brillante o túnel de luz.
Más avanzado el siglo diecinueve, Gustavo Doré (1832-1883) creó su famoso grabado de Dante y Beatriz mientras experimentaban su beatífica visión. Con gran detalle gráfico, representa un túnel no físico que conduce hacia una luz.
Me parece evidente que los conductos de energía representados por Bosch, Blake, Doré, Einstein y Rosen, al igual que los conductos de energía que se describen en este libro, son túneles de energía que conectan la dimensión física con su contraparte no física.
Los millones de experiencias cercanas a la muerte de las que se ha tenido conocimiento en los últimos veinte años en todo el mundo, representan una evidencia adicional de esta creencia. Uno de los aspectos más significativos de las situaciones cercanas a la muerte es que describen vívidamente un túnel de luz que conduce a una luz brillante o a un nuevo entorno. En los extensos estudios efectuados por Raymond Moody, Melvin Morse, Kenneth Ring y otros médicos, se habla de que esta descripción de un túnel de luz que conduce a una luz brillante aparece en todas las culturas y países del mundo. Nótese la semejanza entre el puente de Einstein-Rosen y las observaciones hechas por las numerosas personas que han tenido una experiencia cercana a la muerte.
Las observaciones obtenidas durante exploraciones extracorporales controladas sugieren que el túnel de luz es la abertura de la membrana de energía no física que separa la dimensión física de su vecina no física paralela. El túnel de energía comúnmente observado durante una experiencia cercana a la muerte es en realidad una abertura o grieta temporal muy organizada en la membrana de energía no física y parece que se abre automáticamente para que pasen las formas de vida. Después que una forma de vida pasa al interior de una dimensión de energía de frecuencia superior, la abertura del túnel vuelve a su forma original.
La experiencia del túnel es mucho más significativa de lo que generalmente se reconoce. No sólo aporta evidencias importantes de un método lógico de transición para la consciencia después de la muerte física, sino que coincide con las teorías de la física moderna referentes a los universos paralelos y los agujeros de energía, al igual que con mis observaciones acerca del universo multidimensional. Ha llegado el momento de que la ciencia moderna investigue esta realidad. Los millones de experiencias cercanas a la muerte y extracorporales que ocurren en todas las culturas y sociedades del mundo no pueden ser una coincidencia. Además, ya no pueden pasarse por alto los incontables informes de túneles de energía procedentes incluso de quinientos años atrás. La investigación científica de las dimensiones paralelas de energía no físicas y de las aberturas de sus túneles será un avance importante en la ciencia moderna, porque conducirá a una verdadera comprensión de nuestro universo multidimensional.
Aunque los científicos siguen concentrándose en la materia externa, otro grupo de personas intrépidas ha explorado el núcleo íntimo del universo. Evitando los métodos científicos tradicionales, se han aventurado mucho más allá de los límites de nuestra evolución tecnológica actual y han ampliado las exploraciones humanas a áreas no descubiertas. Y esto lo han logrado con una forma revolucionaria de investigación: las exploraciones no físicas controladas por uno mismo dentro de la subestructura invisible del universo. Los descubrimientos logrados durante estas exploraciones no físicas han aportado conocimientos revolucionarios acerca de la estructura invisible del universo, de nuestra existencia y de nuestra continuidad después de la muerte.
Según lo observado en los viajes fuera del cuerpo, todas las dimensiones de energía existen aquí y ahora. El universo visible e invisible es una continuidad de frecuencias de energía. Cada dimensión existe en forma independiente, de acuerdo con su frecuencia individual, aunque todas están vinculadas por el flujo de energía no física. Cada dimensión de energía está interconectada con sus vecinas formando un sistema completo: el universo multidimensional. El físico David Bohm tuvo toda la razón al observar que «la realidad es un todo indivisible». Todo el universo multidimensional (de frecuencias) es un todo indivisible; no existe una separación entre espacio y tiempo. Bohm se adelantó décadas a su tiempo cuando dijo: «Nos dirigimos hacia una nueva noción de totalidad que desmiente el análisis clásico del mundo en partes separadas e independientes... La interconectividad cuántica del universo es una realidad fundamental».
Olvide todos sus conceptos espaciales de arriba y abajo, cerca y lejos. El universo multidimensional completo está aquí y ahora. El concepto físico que más se acerca a describir la estructura del universo es el grado de densidad. Cada dimensión que encontramos después de dejar atrás el cuerpo físico, tiene una solidez cada vez menos densa. Es posible comparar al universo con un espectro de ondas energéticas de inmensa profundidad y belleza. Experimentamos y observamos cada frecuencia del espectro de energía como una dimensión separada y distinta; no obstante, todas están interconectadas para formar un universo magnífico que se extiende más allá del espacio, de la forma y de la solidez tal como las percibimos.
Las exploraciones fuera de cuerpo aportan sorprendentes evidencias nuevas en el sentido de que el universo es una continuidad de energía que emana de un origen no físico; las galaxias físicas que observamos a nuestro alrededor son sólo la cubierta molecular densa del universo total. Es difícil aceptar la existencia de este universo multidimensional porque nuestras percepciones actuales de espacio-tiempo y realidad nos dan puntos de referencia que no son exactos.
Todas las dimensiones de energía existen simultáneamente dentro de la misma continuidad espacio-tiempo. Por ejemplo, cuando estoy fuera del cuerpo ocupo el mismo espacio que una pared o un techo físico. No es la distancia lo que me separa de la pared física, sino mi frecuencia energética. Si reconocemos esto, llegamos a una aventura nueva y emocionante.
CLASIFICACIÓN DEL UNIVERSO INVISIBLE
Mientras la ciencia tradicional sigue concentrándose en la capa epidérmica y densa del universo, la exploración y la clasificación de las dimensiones invisibles ha comenzado sin aspavientos. A través del intenso proceso de probar y equivocarse, algunas personas han dado un paso más allá de la materia y de los límites de nuestra tecnología física actual. Las observaciones efectuadas durante estas exploraciones no físicas arrojan luz sobre un universo multidimensional de enorme profundidad y belleza.
Si queremos comprender la estructura de las dimensiones invisibles, debemos tener en cuenta la capacidad natural de respuesta que los sutiles entornos energéticos no físicos tienen ante el pensamiento. Más allá de la dimensión no física paralela (la primera), estamos explorando un universo de energía interactivo que responde al pensamiento. Sin embargo, una vez que reconocemos esta interacción entre el pensamiento y la energía no física, podemos concentrarnos en las semejanzas energéticas específicas de un nivel o área vibratoria concreta. Esto se consigue clasificando el modo en que un entorno no físico específico responde a la energía del pensamiento. Este tipo de clasificación con base en la respuesta de la energía es mucho más práctica que el concentrarse en el aspecto y las diferencias visuales de las distintas dimensiones. Dos dimensiones vibratorias diferentes y separadas pueden parecer sorprendentemente iguales, aunque sus frecuencias vibratorias sean completamente distintas. Por ello, para juzgar los entornos no físicos, no son adecuados los conceptos físicos tradicionales. Para clasificar con eficacia el universo invisible, debemos partir de una referencia o de un método de comparación nuevo. El método más práctico es clasificar la capacidad de respuesta de un área no física determinada ante el pensamiento.
La gran mayoría de las realidades no físicas tienen una gran capacidad de respuesta al pensamiento. En otras palabras, cuando nos separamos de nuestros cuerpos y entramos a una dimensión no física, nuestros pensamientos, tanto conscientes como inconscientes, inmediatamente comienzan a interactuar con la energía sutil que nos rodea y comienzan a reestructurarla. La capacidad de respuesta de las dimensiones internas ante el pensamiento explica por qué los exploradores extracorporales describen con tanta diversidad los entornos que presencian. Esta situación se complica con la presencia de los incontables entornos y realidades que existen dentro de cada dimensión individual del universo.
Aunque en el universo hay una variedad ilimitada de entornos o ambientes posibles, todos los entornos y las dimensiones no físicas parecen tener ciertas semejanzas y diferencias. Cada dimensión o entorno está formado por frecuencias o longitudes de onda específicas de energía. Además, cada dimensión y cada entorno parece ser el resultado directo del pensamiento. La capacidad natural de respuesta al pensamiento de las dimensiones interiores ha creado gran parte de la confusión y el misterio que rodea a los entornos internos. Tenemos una tendencia natural a relacionar directamente las experiencias no físicas con puntos de referencia físicos; todo lo comparamos con los objetos físicos que conocemos. Sin embargo, las formas moleculares que nos rodean no son una referencia válida. Los objetos y los sucesos físicos no son el centro del universo, como muchos suponen, sino el resultado final de una cadena de reacciones energéticas que ocurren en el interior invisible del universo multidimensional.
Para comprender la naturaleza del universo, debemos revalorar nuestros conceptos actuales de solidez, energía y tiempo. Debemos mantener nuestra mente abierta a un nuevo punto de vista de la realidad. A fin de comprender verdaderamente la estructura de nuestro universo, debemos investigar la causa invisible de la forma y de la solidez. Me parece que la exploración extracorporal nos permite hacer exactamente eso.
La información relacionada con las dimensiones no físicas es más valiosa de lo que la mayoría de nosotros reconocemos. No sólo nos ayuda a adaptarnos y a ajustarnos a nuestros entornos no físicos, sino que también afecta notablemente nuestra existencia física actual.
Hasta ahora, la gran mayoría de la humanidad ha muerto sin conocer con anticipación su destino. La muerte se ha mantenido como un vacío oscuro; esperamos cosas buenas y oramos por ellas, pero casi todos nos acercamos a la transición de la muerte desconociendo absolutamente cuál es nuestro destino. Hasta ahora la humanidad no ha tenido información comprobable y directa del misterio de la vida después de la muerte ni de las realidades no físicas que entonces se experimentan.
Las experiencias extracorporales controladas cambian todo esto. En la exploración no física, experimentamos los posibles entornos que serán nuestro hogar futuro. En un sentido muy real, podemos examinar con anticipación y familiarizarnos con nuestra morada futura.
LOS TIPOS DE ENTORNOS ENERGÉTICOS
Una sola dimensión no física puede contener (y a veces ocurre así) tres tipos principales de entornos energéticos: de consenso, no consensuado y natural.
Un ambiente de consenso es creado y conservado por los pensamientos de un grupo de personas. Por ejemplo, los cielos de cada grupo religioso son creados por los pensamientos y las creencias de sus respectivos integrantes. Igual que todas las realidades, la consciencia del grupo moldea los entornos de consenso. Muchos de los entornos de consenso son extremadamente viejos y resistentes al cambio. Aunque parezca extraño, las ciudades y las comunidades físicas son ejemplos de entornos energéticos de consenso. Todas las ciudades y pueblos se desarrollan de acuerdo con los pensamientos de sus habitantes. En esencia, la energía del pensamiento humano usa vehículos biológicos para manipular y moldear las moléculas físicas que nos rodean. El resultado son las estructuras físicas temporales que observamos.
Durante una experiencia extracorporal o cercana a la muerte, transferimos nuestra noción de consciencia desde nuestro cuerpo físico a nuestro cuerpo no físico de frecuencia superior. A esto lo denomino «moverse hacia adentro». Uso el término movimiento porque esta transición de energía a menudo se experimenta como una sensación de movimiento interior. Cualquier referencia a un movimiento o exploración interior se relaciona con el reconocimiento consciente de un área de energía superior.
A medida que exploramos hacia adentro y nos alejamos de la materia, descubrimos que la primera dimensión no física es paralela al universo físico y también es una realidad de consenso. Este ambiente de energía tiene un aspecto tan físico que muchas personas piensan que están contemplando el mundo físico. En realidad, observan la primera dimensión energética interna del universo. Debido a que esta dimensión tiene la frecuencia más cercana a la materia, se observa y se experimenta a menudo durante las exploraciones extracorporales. Esta dimensión es un ejemplo clásico de una realidad de consenso: su estructura es sólida y estable dentro de su propia frecuencia vibratoria. En este ambiente nuestros pensamientos, sin importar cuánto nos concentremos, afectan muy ligeramente las estructuras de energía. Sin embargo, sí ejercen un inmenso efecto en nuestro cuerpo de energía. Cuando pensamos en volar o en caminar, podemos hacerlo. Esta diferenciación entre los cambios de energía externos e internos (personales) es fundamental para comprender la estructura inherente a una dimensión o entorno no físico. En un entorno de consenso, nuestros pensamientos influyen en nuestra energía personal, pero no en la que nos rodea. Los diversos cielos de los que habla San Juan en la Revelación y Mahoma en el Corán son ejemplos clásicos de entornos de consenso. Esas ciudades y estructuras no físicas existen dentro de la segunda y tercera dimensiones de energía y la consciencia grupal de millones de habitantes no físicos las moldean y las conservan. Cuando entramos a esos entornos, nuestros pensamientos no cambian las estructuras que se encuentran.
Un ambiente no consensuado es aquél no moldeado firmemente por un grupo. He encontrado que este tipo de entorno es el que más abunda. El aspecto puede ser cualquier cosa que imaginemos: un bosque, un parque, una ciudad, un mar, incluso un planeta entero. Los entornos no consensuados se detectan fácilmente porque, aunque a menudo tienen un aspecto similar al físico, son muy sensibles a los pensamientos concentrados y cambian y se reestructuran con rapidez de acuerdo con los pensamientos conscientes y subconscientes que están presentes en el área inmediata.
Si se encuentra en un ambiente que cambia con frecuencia o parece inestable, es probable que sea una realidad no consensuada. En este caso, es importante que sepa que sus pensamientos, tanto conscientes como inconscientes, probablemente han influido en la realidad que experimenta. A menudo la mente subconsciente moldea las áreas no conscientes para nuestro beneficio. Por ejemplo, si usted experimenta un problema o bloqueo recurrente en su desarrollo personal, su mente subconsciente o su yo superior moldeará un ambiente y una situación que le permitirá afrontar ese bloqueo de una forma muy personal.
Esta confrontación personal puede adoptar cualquier forma que nos ayude con eficacia a experimentar y superar nuestros límites, nuestras barreras o temores. Muchas personas informan que se ven proyectadas a una situación que las prueba o las templa en un modo muy personal -a menudo confrontando sus grandes temores o limitaciones. Por ejemplo, si usted siente un inmenso temor a las alturas, puede verse escalando una montaña o atravesando un puente estrecho. Un buen ejemplo de esto lo detalla Robert Monroe en Journeys out-of-the-body (Viajes fuera del cuerpo) describiendo sucesivos intentos de aterrizar un pequeño avión en la punta de un edificio mientras está fuera del cuerpo.
Con frecuencia los entornos no consensuados aparecen semejantes a nuestro mundo físico normal o incluso suelen presentar un aspecto idílico; normalmente se informa de parques, jardines y plácidas praderas verdes. Me parece probable que esos espacios hayan sido creados por los pensamientos de otras formas de vida no física que en el pasado habitaron o exploraron esas zonas. A diferencia del mundo físico, una vez formado un ambiente energético, puede durar siglos. Allí la descomposición celular o molecular no es problema. Un solo pensamiento creativo, firmemente sostenido, puede moldear un ambiente capaz de durar casi indefinidamente; sin embargo, un pensamiento más fuerte (más concentrado) puede alterar todo ese entorno en segundos. Recuerde que todos los entornos son una forma de energía y que toda energía en cierto grado responde al pensamiento.
Los entornos energéticos naturales (en bruto) son áreas del universo que aparecen sin una forma específica de ningún tipo. Estas áreas se observan como vacíos brumosos, espacio vacío o sin elementos, áreas abiertas formadas por nubes de energía blancas, plateadas o doradas.
Los entornos energéticos naturales son muy sensibles a los pensamientos. Cualquier idea enfocada moldea al instante el ambiente. Por ello es importante conseguir cierto grado de control sobre nuestros pensamientos. Nuestra evolución personal depende en gran medida del modo en que concentramos, controlamos y dirigimos nuestra energía-pensamiento. No importa la dimensión que habitemos, nuestra responsabilidad personal sobre nuestros pensamientos y nuestras acciones es absoluta. Todos los pensamientos son creativos, tanto los positivos como los negativos y reestructuran el ambiente no físico inmediato. Por ello los líderes espirituales han insistido siempre en temas como «dar a los demás» y «amar al prójimo». Una vez que usted reconozca la fuerza de sus pensamientos, nunca más generará o mantendrá una imagen negativa o destructiva en su mente. Los pensamientos negativos y limitantes son el verdadero enemigo que debemos enfrentar. En las dimensiones internas del universo, nuestros pensamientos, buenos y malos, influyen poderosamente sobre nuestro entorno inmediato. Esto se observa y se experimenta durante la experiencia extracorporal.
Además de los tres tipos de entornos que más prevalecen fuera del cuerpo, existen otros dos. El primero, aunque rara vez se observa, parece estar formado por dimensiones y entornos que existen más allá de la energía-pensamiento. En la actualidad, pocos exploradores se han aventurado conscientemente lo bastante lejos para darnos una descripción o un modelo preciso de estas dimensiones. Debido a que no poseen forma o estructura, se postula que estas áreas del universo existen más allá del espacio, del tiempo y de la energía tal como los concebimos. Es posible que estas dimensiones y sus habitantes no puedan ser descritas mediante nuestros conceptos lineales. No obstante, estoy seguro de que en las profundidades del universo interno existen entornos sin pensamientos y sin formas.
El otro entorno observado es un área que parece un duplicado de un espacio vacío. Es un ambiente de energía extremadamente baja. Algunos creen que este espacio no físico es un ambiente de consenso. Yo dudo seriamente de esta teoría porque no se emiten radiaciones o vibraciones energéticas perceptibles desde el espacio vacío mismo. Todas las emanaciones energéticas perceptibles parecen ubicarse cerca de lugares habitados. Me parece más probable que ese espacio «vacío» carezca de la suficiente energía local para que lo afecten los pensamientos; como resultado, conserva un estado relativamente constante.
También debe señalarse que el espacio no físico vacío parece prevalecer cada vez más, a medida que profundizamos y nos alejamos de la dimensión física hacia el origen de toda la energía. Se desconoce la razón de esto. Serán necesarias las observaciones de numerosos exploradores no físicos antes de que lleguemos a una conclusión.
El universo multidimensional no es sólo otra teoría; es un hecho observable. Cuando ponga en práctica las técnicas extracorporales que explico en este libro, usted mismo podrá verificar este descubrimiento. Las experiencias que uno mismo inicia y controla nos dan una notable oportunidad de explorar en lo profundo del universo invisible. La atención científica actual sobre la actividad molecular densa cambiará lentamente a una forma de investigación basada en la frecuencia. En el siglo veintiuno, la ciencia comenzará a reconocer que las formas densas que nos rodean son los vehículos externos de la energía y que todo el universo físico es sólo una parte diminuta del esplendoroso universo multidimensional.
LA SOLUCIÓN DE NUESTROS MÁS GRANDES MISTERIOS
La exploración no física en la subestructura invisible del universo aporta nuevas explicaciones a los numerosos misterios de la ciencia y la religión. Los siguientes son algunos ejemplos.
Los fenómenos psíquicos
La naturaleza multidimensional del universo explica lógicamente muchos de los misterios actuales, como la percepción extrasensorial, la telepatía, la precognición, la psicoquinesis, las apariciones y la curación por la fe. De hecho, todos los fenómenos síquicos y espirituales son un resultado directo de sutiles interacciones energéticas que se dan entre la dimensión física y su contraparte energética.
Por ejemplo, las apariciones y la actividad poltergeist son simplemente el resultado natural de un habitante no físico que disminuye su frecuencia (densidad) vibratoria personal para ser observado o interactuar en forma temporal dentro la dimensión física más densa. Estos y todos los sucesos «paranormales» son bastante comunes y no deben extrañar en un universo multidimensional.
La curvatura del espacio-tiempo
De acuerdo con la teoría de la relatividad de Einstein, la curvatura del espacio está directamente relacionada con la materia. El espacio se curva alrededor de los grandes objetos celestiales, como las estrellas. Para comprender esto, piense en una esfera de plomo colocada sobre una sábana muy estirada. La sábana (el espacio) forma una curva para alojar la esfera. Después de décadas de intenso escrutinio, algunas de las mentes más brillantes de la física moderna han validado matemáticamente la teoría de Einstein. No obstante, la curvatura del espacio sigue siendo un misterio deslumbrante.
Me parece que ese misterio puede resolverse si exploramos lo más profundo del núcleo invisible del universo. Según numerosos exploradores extracorporales, la subestructura energética del universo físico es una dimensión paralela de sutil energía no física. La dimensión física exterior que observamos a nuestro alrededor está separada de esa dimensión vecina de energía por una membrana energética invisible. Esa membrana se observa a menudo durante las experiencias cercanas a la muerte y se cree que forma una abertura temporal tipo túnel que permite a la persona entrar en la siguiente dimensión energética.
Con base en extensas observaciones no físicas, sostengo que la curvatura del espacio es el resultado directo de la curvatura de las membranas y de las dimensiones energéticas no físicas que sostienen el universo visible. La dimensión física exterior (el universo visible) en realidad se apega a la forma de la membrana energética invisible. Esta membrana energética no física funciona como una pared celular interna, que aporta el soporte y la subestructura necesarios para la existencia de un universo (dimensión) físico exterior. Dado que la membrana energética interior tiene una forma notablemente estable y flexible, es probable que esa membrana energética proporcione. el soporte que necesitan los cuerpos celestes físicos.
Las membranas de energía
La subestructura y el soporte del universo visible los proporciona una serie de membranas energéticas no físicas. La membrana energética más externa (la más densa) es paralela al universo físico.
Las membranas energéticas están en los puntos de convergencia entre las dimensiones y funcionan como fronteras de energía. Funcionan como las paredes celulares biológicas, separan las diferentes frecuencias energéticas una de otra. Por ejemplo, la primera membrana energética interior separa la dimensión física exterior de su vecina energética paralela pero invisible.
Todas las membranas energéticas están estructuradas, aunque tienen una forma y una solidez muy flexibles. Cuando se perforan o se entra en ellas, normalmente adoptan la forma de una abertura o túnel lo bastante grande para alojar el objeto que entra. Este efecto de túnel es un fenómeno temporal.
Las membranas vuelven rápidamente a su forma normal después que un objeto o forma de vida las traspasa. Los millones de personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte han visto e informado de este efecto temporal de túnel.
Cada membrana energética proporciona el soporte, la estabilidad y la subestructura para su vecino energético. Por ejemplo, la primera membrana aporta el sistema de soporte energético para el universo físico. Es la pared celular interna invisible que sostiene el universo físico. Esta membrana energética invisible y la energía que la delimita constituyen la «materia oscura» de las teorías de los astrónomos y los físicos.
Cada membrana proporciona un sistema muy organizado, estructurado para la transferencia energética entre una dimensión de frecuencia superior (menos densa) y sus contrapartes más densas. En cierto sentido, cada membrana funciona como un filtro energético. La energía puede fluir desde las áreas interiores del universo hacia las exteriores; sin embargo, las formas atómicas y moleculares más densas no pueden penetrar hacia el interior sin un cambio notable en su frecuencia (muerte).
Las membranas energéticas proporcionan el soporte interior e invisible de todo el universo multidimensional. El universo exterior y sus galaxias simplemente no podrían existir sin este soporte energético.
El universo en expansión
En 1929, Edwin Hubble impresionó a la comunidad científica mundial con el descubrimiento más importante de la astronomía moderna. Aportó evidencias concluyentes de que el universo, hasta entonces considerado un ambiente estático y estable, en realidad aumentaba de tamaño. Hubble no sólo demostró que el universo se expande, sino que las galaxias distantes se alejan de nosotros a velocidades aún mayores que las cercanas.
Los descubrimientos de Hubble continúan asombrando a los científicos. Durante las últimas décadas se han presentado muchas teorías para explicar la increíble expansión del universo. En la actualidad, los astrónomos, los astrofísicos y los físicos teóricos han aceptado en gran medida el big bang como la explicación lógica de esta expansión. De acuerdo con la teoría del big bang, el universo comenzó como una explosión inmensa hace unos quince mil millones de años. Esta explosión creó la expansión del espacio que se observa ahora. Una idea útil para aclarar la idea de un universo en expansión es considerar las galaxias como puntos dibujados sobre un globo. A medida que se infla el globo, se alejan unas de otras en todas direcciones. Pero las galaxias en sí mismas no vuelan en el espacio, es el espacio el que se expande.
En nuestros días, casi todos los científicos suponen que el big bang es la causa de la expansión actual de nuestro universo visible. Con base en los datos científicos disponibles, esta parece una conclusión lógica. Sin embargo, cuando profundizamos en el interior del universo, descubrimos un sistema energético mucho más complejo del que reconocen nuestras ciencias físicas modernas.
De acuerdo con las observaciones obtenidas en forma extracorporal, la subestructura interior del universo (las dimensiones interiores y las membranas energéticas que las sostienen) aumenta de tamaño. Esta expansión parece muy bien controlada y sistemática. Y lo que es más importante, la expansión de las dimensiones interiores parece el resultado directo de un proceso de conversión de energía que ocurre en las dimensiones invisibles que responden al pensamiento y que existen más allá de la segunda dimensión no física. Parece que los conductos energéticos externos (los agujeros negros) ubicados por todo el universo controlan esta expansión.
Una cosa es cierta. Décadas de exploraciones no físicas y millones de experiencias cercanas a la muerte apuntan de manera insistente hacia una conclusión única: la subestructura del universo físico es una forma sutil de energía que nuestra tecnología física actual no puede detectar. Esta energía invisible está muy bien organizada y estructurada y sirve de apoyo al universo físico exterior. La increíble cantidad de interdependencias que existen entre las dimensiones no físicas invisibles y la corteza física exterior apunta hacia un sistema energético mucho más complejo del que la tecnología y la ciencia modernas son capaces de observar.
Aunque la causa implícita de la expansión del universo multidimensional sigue siendo un misterio, es evidente que reacciones invisibles, no físicas, influyen en la expansión física que observamos en la actualidad. La teoría del big bang es una conclusión superficial basada en observaciones físicas incompletas. En realidad, muchas de nuestras teorías científicas basadas en aspectos físicos acerca del cosmos, la evolución y la estructura de la materia carecen de visión. Esto ocurre porque los teoremas científicos actuales se basan totalmente en las observaciones físicas y en la especulación física. Un ejemplo clásico de esta falta de visión es la suposición científica sostenida desde hace mucho tiempo en el sentido de que la consciencia es el resultado directo de las reacciones químicas y eléctricas que ocurren en el cerebro.
Cuando reconocemos la estructura multidimensional del universo, comprendemos que las observaciones físicas por sí solas no son adecuadas. Las galaxias que nos rodean no son la totalidad del universo, como suponemos, sino sólo la capa molecular o la dimensión externa y densa del mismo. El volumen del universo visible abarca menos de una milésima parte del universo multidimensional. Está claro que cualquier conclusión o teoría científica basada sólo en la observación de la materia se desarrolla partiendo de datos incompletos. Cada nueva exploración no física hacia el interior del universo apoya esta observación. Preguntemos a los millones de personas que han tenido experiencias extracorporales o cercanas a la muerte y todos coincidirán: el universo es mucho más amplio y complicado de lo que la ciencia física actual puede asimilar o explicar. A medida que más personas tengan experiencias extracorporales o cercanas a la muerte, la realidad del universo multidimensional y sus reacciones energéticas se reconocerá como un hecho observable.
Los agujeros negros
Un agujero negro es una zona del espacio supuestamente tan densa que su gravedad atrae toda la materia circundante, incluyendo la luz. Hay varias teorías relacionadas con los agujeros negros. Algunos científicos creen que son «puentes» u «orificios» hacia otros universos. Otros sugieren que los agujeros negros pueden ser caminos hacia el pasado o el futuro, mientras que otros más consideran que conducen a la nada.
En años recientes, una impresionante cantidad de físicos, matemáticos y astrónomos han expresado la idea de que los agujeros negros son túneles entre las dimensiones que conducen a otro universo de energía. Kruskal, Szekers, Kerr, Reissner, y Nordstrom han desarrollado mapas conceptuales que vinculan los agujeros negros con universos paralelos invisibles. Estas teorías de los agujeros negros no son especulaciones desenfrenadas, sino conceptos que los astrónomos y los físicos modernos toman muy en serio.
Con base en las observaciones extracorporales considero que los agujeros negros funcionan como conductos de energía entre el universo físico y las dimensiones internas. Estos conductos de energía son necesarios para equilibrar la energía generada entre las dimensiones internas y el universo físico exterior.
En el futuro, la ciencia podrá comprobar que los agujeros negros no son sucesos aleatorios de la naturaleza, sino un sistema de conversión de energía bien organizado y estructurado. La ciencia validará esta teoría cuando descubra que los agujeros negros están ubicados estratégicamente en el centro de cada galaxia. A medida que el universo sigue expandiéndose, cada vez es más necesario que se desahoguen y se equilibren las fuerzas multidimensionales exteriores. Creo que los agujeros negros se crean por medio de una abertura descomunal en la membrana energética de la dimensión interior. Esta abertura o grieta en la membrana energética crea una abertura en el universo visible exterior. En el siglo XXI descubriremos que los agujeros negros son una parte integral del sistema universal de transferencia de energía. No sólo atrapan todas las partículas (incluyendo la luz) de su campo gravitatorio, sino que también emiten enormes cantidades de energía indetectable por la tecnología actual. La energía invisible que fluye por tales conductos es esencial para el mantenimiento, la estructura y la estabilidad general de las galaxias físicas.
El efecto túnel
Hace años los físicos descubrieron que las partículas elementales, por ejemplo los electrones, pueden atravesar barreras que se consideraban infranqueables, volviéndose a materializar luego al otro lado de dicha barrera. Con base en el conocimiento científico tradicional de la realidad subatómica, esto es imposible. El físico Heinze Pagels de la universidad Rockefeller denomina a esta extraña rematerialización «atravesar la pared». Este desplazamiento sin explicación de las partículas subatómicas se conoce actualmente como el efecto túnel.
Me parece posible que el efecto túnel sea el resultado de que las partículas elementales se muevan en el universo multidimensional y vuelvan después a surgir en un área diferente del universo físico. Dado que cada partícula de materia (subatómica o molecular) ya existe como una unidad multidimensional de energía, este proceso de desaparición no debería extrañar, y no sólo en la física, sino en el reino de la consciencia humana. En un sentido muy real, las experiencias extracorporales y cercanas a la muerte son el resultado del efecto túnel sobre la consciencia, yendo ésta a niveles energéticos invisibles del universo multidimensional y volviendo después a su forma física.
Existe una conexión inequívoca entre el efecto túnel, los universos paralelos, la materia negra, los agujeros negros y la curvatura del espacio-tiempo. Todos estos temas son el resultado directo de las interacciones invisibles de energía que tienen lugar en el universo multidimensional. De hecho, todos los fenómenos subatómicos y celestes son el resultado de ondas energéticas no físicas que salen del interior invisible del universo. En esencia, todo el universo físico no es sino la frágil cubierta molecular exterior de una monumental continuidad de energía creada y sostenida por ondas energéticas no físicas. La teoría cuántica, la existencia de los agujeros negros, el Puente de Einstein-Rosen y la naturaleza de las ondas o partículas de la luz confirman esta observación.
LA FÍSICA CUÁNTICA Y EL MISTICISMO
Entre la física cuántica y el misticismo hay una innegable relación. A medida que la física evolucione reconociendo la naturaleza del universo, la conexión se hará cada vez más evidente. Es lógico que los científicos investiguen y analicen la información presentada en los libros más recientes sobre la nueva física, así como las experiencias extracorporales y cercanas a la muerte. A medida que asimilemos y nos acostumbremos a este amplio conjunto de conocimientos, comenzaremos a ampliar nuestra consciencia más allá de las percepciones físicas actuales.
El paso de la curiosidad intelectual a la experiencia directa es el siguiente movimiento que habremos de efectuar. Si queremos llegar a conocer alguna vez las respuestas, debemos seguir los pasos de los místicos, pero conservando la curiosidad intelectual de los físicos.
La conexión entre la nueva física y el misticismo fue expuesta con gran habilidad en El Tao de la Física de Fritjof Capra, La danza de los maestros Wu Li y El misticismo y Física Moderna de Michael Talbot. Yo me propongo llevar esta exploración un poco más allá. Las observaciones y las comparaciones intelectuales son sólo el paso preliminar para comprender el verdadero significado de los nuevos conceptos de física y misticismo. Los libros mencionados han preparado el escenario para el siguiente salto evolutivo importante de la consciencia humana: el traslado de la consciencia desde los densos vehículos moleculares de la materia a la exploración consciente de las dimensiones paralelas no físicas del universo. Sin duda este es el paso evolutivo que todos seguimos. El nacimiento, la muerte y nuestra existencia física actual son elementos integrales de nuestro viaje evolutivo. Cada día estamos más cerca de dejar nuestro vehículo biológico y de entrar a un nuevo reino de energía y luz de frecuencias superiores. Realizando las técnicas y asimilando la información presentada en los capítulos siguientes, cada uno de nosotros tiene la oportunidad de ir más allá del análisis intelectual y experimentar por sí mismo la verdad de todo esto.
La exploración extracorporal controlada no sólo amplía nuestra visión del universo; también nos permite comprender nuevas áreas:
1. La realidad es relativa. La realidad que experimentamos está directamente relacionada con la frecuencia energética del observador. Experimentamos las frecuencias energéticas más cercanas a nuestra densidad o frecuencia vibratoria personal.
2. La consciencia es una forma de energía no física que extiende su influencia sobre la materia utilizando para ello vehículos biológicos.
3. Todas las formas biológicas de vida (incluyendo las plantas y los animales) son vehículos celulares temporales que la energía consciente (la consciencia) utiliza para expresarse en un ambiente denso.
4. Nuestra percepción actual de que la consciencia está dentro del cuerpo físico es incorrecta. La consciencia existe en una frecuencia o longitud de onda mucho más elevada que la materia y debe interactuar con las formas biológicas mediante el uso de conductos energéticos o vehículos de forma. Estos vehículos energéticos invisibles transfieren y asientan la frecuencia de la consciencia a un cuerpo físico relativamente denso.
5. El cerebro biológico no es el origen de la consciencia. En lugar de ello, funciona como un dispositivo temporal de transferencia y almacenamiento de la consciencia.
6. La consciencia es una continuidad de energía no física que se extiende por numerosas frecuencias (dimensiones) del universo.
EVOLUCIÓN DE LA CIENCIA
La evolución de nuestras ciencias refleja la evolución de la consciencia humana. Si examinamos el avance experimentado por la física en el siglo XX, apreciaremos con claridad su desarrollo desde los conceptos y las teorías de las partículas hasta las observaciones y los descubrimientos no físicos (basados en las frecuencias). La progresión es muy evidente si nos damos cuenta de que las partículas subatómicas más recientemente descubiertas (los quarks) se comportan como frecuencias. El reconocimiento cada vez más amplio de la naturaleza frecuencial de las partículas elementales es un paso necesario en la ruta evolutiva hacia el descubrimiento científico culminante: la estructura multidimensional de la materia y del propio universo. La siguiente tabla muestra un breve panorama de esta evolución.
Evolución de la física desde las partículas (físicas) hasta las ondas de frecuencia (no físicas)
1897 Descubrimiento del electrón
1900 Hipótesis cuántica (Max Planck)
1905 Teoría de los fotones (Einstein)
1905 Teoría especial de la relatividad (Einstein)
1908 El espacio-tiempo (Hermann Minkowski)
1911 Descubrimiento del núcleo
1913 Modelo de órbitas especiales del átomo (Niels Bohr)
1915 Teoría general de la relatividad (Einstein)
1924 Ondas de la materia (Louis de Broglie)
1924 Primer concepto de las ondas de probabilidad (Nils Bohr, H. A. Kramers, John Slater)
1925 Principio de exclusión (Wolfgang Pauli)
1925 Mecánica de matrices (Werner Heisenberg)
1926 Interpretación de las probabilidades de la función de ondas (Max Born)
1926 Ecuación de las ondas de Schrödinger (Erwin Schrödinger)
1926 Integración de la mecánica de matrices con la mecánica de ondas (Schrödinger)
1927 Interpretación de Copenhague de la mecánica, cuántica: no hay una realidad profunda: la
observación afecta la realidad
1927 Principio de incertidumbre (Werner Heisenberg)
1927 Experimento de Davisson-Germer (Clinton Davisson, Lester Hermer)
1928 La antimateria (Paul Dirac)
1932 Descubrimiento del neutrón
1932 Descubrimiento del positrón
1932 La lógica cuántica (John von Neumann)
1935 Documento del Puente de Einstein-Rosen (Albert Einstein, Boris Podolski, Nathan Rosen)
1935 Predicción del mesón (Hideki Yukawa)
1947 Descubrimiento del mesón
1949 Diagramas de Feynman (Richard Feynman)
1947-1954 Descubrimiento de dieciséis nuevas partículas semejantes a ondas
1957 Interpretación de los múltiples mundos de la mecánica cuántica (Hugh Everett)
1958 Hipótesis de la membrana en un solo sentido (David Finkelstein)
1961 Mapa de un agujero negro hacia un universo paralelo (Martín Kruskal)
1962 Descubrimiento de los quasares
1963 Un agujero negro giratorio conecta a una serie infinita de universos paralelos (Roy P. Kerr)
1964 Hipótesis de los quarks
1964 Teorema de Bell (J. S. Bell)
1970 Orden entrelazado (David Bohm)
1971 Conexiones no locales (Teorema de Bell) (Henry Stapp)
1972 Experimento de Freedman-Clauser (Stuart Freedman, John Clauser)
1974-1977 Descubrimiento de doce nuevas partículas semejantes a ondas
1982 Experimento de Aspect (Alan Aspect)
1993 Las ondas gravitacionales (Huise y Taylor)
En el siglo XXI, la ciencia reconocerá que la subestructura del universo es realmente una continuidad no física de energía. Este reconocimiento iniciará un renacimiento de descubrimientos científicos relacionados con la estructura invisible de la materia y del propio universo.
La exploración científica no física abrirá las puertas a un nuevo mundo de oportunidades y conocimientos. Desde la Astrofísica hasta la Filosofía, las observaciones y las conclusiones científicas establecidas volverán a examinarse y valorarse. El nuevo conocimiento obtenido de la exploración extracorporal científica vitalizará todas las ciencias para ver más allá de las formas moleculares densas y atisbar en lo más íntimo de la materia.
Nuestros datos científicos actuales son en gran parte resultado de observaciones de moléculas. Las sutiles estructuras subyacentes siguen ocultas. El método científico tradicional y su dependencia de la tecnología física terminarán por evolucionar y por generar una fusión de las técnicas de investigación físicas y no físicas. En el siglo XXI, el estudio de la interacción de la tecnología física y la consciencia humana será una ciencia en sí misma.
Imagine lo que podría obtenerse si se capacitara a un equipo de reconocidos científicos para hacer exploraciones extracorporales. Los físicos podrían observar personalmente los elementos básicos de la materia jamás analizados hasta ahora. Los investigadores médicos podrían explorar las fuerzas energéticas invisibles que provocan los cánceres, el SIDA, la degeneración y los trastornos celulares. Los químicos podrían documentar la energía invisible que determina y controla los cambios celulares. Los biólogos podrían estudiar la esencia misma de la vida física, y los psicólogos explorarían los reinos invisibles de la mente.
En la actualidad existen miles de investigadores brillantes y ansiosos por explorar la estructura invisible de la materia. Muchos de ellos sienten una gran curiosidad por observar más allá de los límites actuales de la tecnología y buscan una oportunidad para ampliar su visión más allá del laberinto de las teorías cuánticas. Sólo la consciencia puede observar y registrar las numerosas complejidades del espacio-tiempo y las realidades creadas por la mente. Ahora se ha abierto una puerta para quienes tengan el valor de alejarse de sus preconcepciones físicas y explorar los reinos cuánticos de la energía.
El reconocido físico Fred Alan Wolf concluye su libro Parallel Universes (Universos paralelos) con este planteamiento:
La mente humana es el laboratorio de la nueva física. Se ha sincronizado con el pasado y el futuro, convirtiendo las realidades probables en certezas existenciales. Es un sueño observarse a sí mismo. Presenciar cuando uno despierta en este mundo. Observar la acción de observar. Si logramos el valor suficiente para adentrarnos en este mundo con la consciencia como aliada nuestra, a través de los sueños y los estados alterados de consciencia, podremos modificar el holograma aportando más «luz» consciente a los mundos que coexisten con el nuestro.
Es el momento de acelerar el proceso de iluminar el holograma, de introducir el poderoso láser de la consciencia. Es el momento de conocer este universo por primera vez.
UNA CONTINUIDAD DE CONCIENCIA
Un misterioso estremecimiento embarga a quienes no son matemáticos cuando oyen hablar de cosas «tetradimensionales» y no es probable que este sentimiento lo despierten sus ideas sobre lo oculto. Sin embargo, es perfectamente válido declarar que el mundo en que vivimos es una continuidad tetradimensional.
ALBERT EINSTEIN
La consciencia es una continuidad que se extiende desde el despertar físico, pasando por estados progresivos de consciencia hasta áreas no físicas del universo, más allá de nuestra visión científica actual. Esta continuidad de la consciencia es tan grande y diversa como el propio universo; cada vez que «nos quedamos» dormidos llevamos nuestra consciencia hacia el interior de esa continuidad. Cada sueño, cada meditación y cada sesión de hipnosis es un atisbo parcial en nuestra continuidad personal de consciencia. El hecho de reconocer esto es un avance importante en nuestra evolución. Es natural que primero debamos explorar los diferentes estados de consciencia experimentados durante el sueño, la meditación y los ensueños antes de que comencemos a reconocer que dichos estados están vinculados por un flujo de consciencia común.
Todos los estados de consciencia están conectados; incluso la muerte es el movimiento de la consciencia de un área de la continuidad- a otra. La continuidad de la consciencia no es sólo otra teoría, sino un hecho que cada uno de nosotros puede observar y comprobar por sí mismo. Las experiencias extracorporales controladas nos brindan una oportunidad única de explorar directamente esa continuidad de energía. En cierto modo, nuestra consciencia es como una luz que tiene la capacidad natural de iluminar cualquier parte del universo. Cuando concentramos nuestra luz en una zona, esa área del universo se vuelve consciente y real para nosotros.
Todo el movimiento de la consciencia es hacia el interior del universo. Los estados de consciencia que experimentamos son sólo una fracción del total. La continuidad se extiende mucho más allá de nuestra comprensión actual.
Los estados de consciencia mencionados en el esquema no son la continuidad misma, sino nuestros modos o métodos de percibir esa continuidad de consciencia. Es obvio que los diferentes estados de consciencia, como la meditación, la hipnogosis y la hipnosis, se combinan y existen en forma distinta para cada persona. Por ejemplo, los estados meditativos pueden existir en todo el espectro de la continuidad de la consciencia, pero casi todas las personas experimentan sólo un plácido estado de relajación que ocurre en el intervalo de la luz alfa. La gran mayoría de quienes practican la meditación no son expertos, capaces de controlar y ampliar su consciencia a voluntad.
Es importante reconocer que nuestros estados de consciencia individuales existen como percepciones o segmentos de un total. Este reconocimiento es el primer paso importante para comprender la esencia y el funcionamiento de la consciencia. Tal comprensión es de vital importancia porque todos los misterios de nuestra existencia y el universo mismo están relacionados con la consciencia. Esta herencia se confirmará en el futuro cercano cuando se descubra que nuestra consciencia individual es un microcosmos del propio universo. Los sueños y las experiencias extracorporales y cercanas a la muerte son una forma de reconocer nuestra conciencia, dejando atrás el punto de vista físico y explorando la continuidad de consciencia no física. Este concepto de una consciencia humana que se desplaza por un universo invisible tiene cada vez más partidarios. El físico y escritor Fred Alan Wolf plantea que los sueños lúcidos son en realidad visitas a universos paralelos. Ha insistido en que la frase «consciencia de un universo paralelo» sería una mejor forma de designar a los sueños lúcidos.
Me parece que los estados de consciencia que tenemos en la actualidad son una fracción mínima de la continuidad que experimentaremos después de que desechemos en forma permanente nuestros cuerpos físicos. Cada año, millones de experiencias extracorporales y cercanas a la muerte aportan evidencias convincentes de que esto es cierto. Las observaciones extracorporales obtenidas demuestran que nuestros conceptos actuales de consciencia son muy limitados. Los estados de consciencia basados en lo físico son relativamente burdos, cuando se comparan con los estados no físicos. Una vez que trascendemos nuestros vehículos biológicos, tenemos libertad para experimentar la esencia ilimitada de nuestra consciencia. La continuidad de la consciencia se extiende hacia el interior de lo más íntimo del universo; más allá de los límites densos de nuestra visión existen niveles y frecuencias de vida y realidades no físicas interminables. Cada uno de nosotros tiene mucho que explorar: nos esperan mundos de luz y belleza increíbles. Para experimentarlos, simplemente debemos ampliar nuestra consciencia más allá de nuestro cuerpo físico y explorar nuestra continuidad de consciencia individual.
LA EVOLUCIÓN DE LA CONCIENCIA
Nuestro actual concepto de evolución se deriva de la teoría darwiniana, según la cual los organismos biológicos se adaptan y cambian en respuesta a las circunstancias físicas del ambiente que los rodea. Esta teoría, que se basa totalmente en los cambios observados en los organismos biológicos, ha persistido como base científica de la evolución durante más de cien años.
Los millones de experiencias extracorporales identificadas aportan evidencias convincentes de que nuestra evolución es mucho más compleja que los cambios biológicos que observamos a nuestro alrededor. De hecho, han traído una visión completamente nueva de la evolución, más completa que cualquier teoría anterior existente en toda la historia de la humanidad. Con base en las exploraciones no físicas, podemos afirmar que la evolución es el desarrollo progresivo de la energía consciente (el alma) mediante el uso de vehículos de expresión biológicos y temporales. El nacimiento y la muerte biológicos son sólo la entrada y la salida de la consciencia a esta densa dimensión externa de energía. Los cambios observados en los organismos biológicos son sólo un efecto secundario, creado por el desarrollo invisible de la consciencia.
En la actualidad, quienes defienden la teoría de la evolución observan y registran sólo los cambios físicos externos de lo que ocurre a nuestro alrededor, mientras que las modificaciones verdaderamente importantes siguen siendo invisibles. Cada día encontramos nuevas situaciones que nos moldean psicológicamente. Cada problema físico es una nueva oportunidad para crecer; cada apuro nos ayuda a desarrollar nuestras cualidades interiores de valor, amor y compasión; cada nuevo desafío es una oportunidad para aprender. En cierta forma, todos usamos la materia como herramienta de transformación. Nuestros cuerpos biológicos son vehículos temporales para expresar y experimentar este denso reino de la materia. El solo acto de asumir una forma física y ser humanos es un elemento integral de nuestro desarrollo. Cada uno de nosotros experimenta en la actualidad el más eficaz sistema de crecimiento jamás diseñado: la evolución mediante la experiencia personal directa, por el simple hecho de ser.
Cada uno de nosotros dejará a un lado en forma temporal su vehículo biológico y seguirá evolucionando. Todos participamos activamente en un sistema evolutivo que se extiende más allá de los estrechos límites de nuestra visión física. Tanto el nacimiento como la muerte son elementos esenciales de nuestro progreso: son una entrada y una salida de la consciencia al campo de juego molecular de la evolución.
Durante los últimos veinte años han surgido nuevas explicaciones en relación con nuestra existencia espiritual. Hace dos décadas, temas como las experiencias cercanas a la muerte y los viajes fuera del cuerpo, los universos paralelos, las múltiples dimensiones y los túneles de energía entre dos universos resultaban ajenos a la gran mayoría de las personas. En la actualidad, se habla de estos temas en los hogares de todo el mundo. En una sola generación, nuestro concepto de la realidad ha sufrido un cambio notable. Esta alteración proseguirá a medida que abramos nuestras mentes a una nueva visión de nosotros mismos y de nuestra existencia.
En la historia de la humanidad, muchas personas moldearon la evolución de la consciencia humana. A continuación cito a algunas personas que en las últimas décadas han influido en la evolución de la consciencia grupal de nuestra especie. El proceso de la evolución humana se acelerará en el próximo milenio a medida que ampliemos nuestra búsqueda de respuestas más allá de los densos límites de la materia.
En 1975, el libro Life afier life (Vida después de la vida) del Dr. Raymond Moody despertó el interés internacional en el tema de la vida después de la muerte y las posibles realidades no físicas. La obra pionera de Moody sobre los estados de percepción cercanos a la muerte y alterados sigue estimulando a millones de personas en todo el mundo. Desde 1975, la abrumadora aceptación de sus numerosos libros ha abierto un campo completamente nuevo de estudio e investigación. La obra de Moody ha afectado sobre todo a la comunidad médica y ha preparado el escenario para cientos de investigadores médicos -entre ellos los Drs. Melvin Morse y Brian Weiss- animándolos a ahondar en los numerosos misterios de las experiencias no físicas. En gran medida, su obra legitimizó todo el tema de la investigación no física y la exploración del universo invisible.
Las investigaciones de Moody han servido para iniciar un cambio significativo de las ideas, tanto conscientes como inconscientes.
Kenneth Ring, Stuart Twemlow, Bruce Greyson y otros médicos visionarios estimularon la evolución de la especie humana al investigar los informes de experiencias cercanas a la muerte y extracorporales procedentes de todo el mundo. Sus investigaciones y explicaciones han ayudado a legitimizar el tema de las experiencias no físicas, con lo cual han preparado el escenario para nuevas experiencias.
Brian Weiss ha contribuido a que la terapia de regresión a vidas anteriores sea aceptada mundialmente como un valioso recurso terapéutico. Cada vez más psicólogos y psiquiatras incorporan técnicas de regresión en sus prácticas diarias. La obra de Weiss es un avance importante para reconocer la relación entre los estados de consciencia no físicos y nuestra existencia física actual. Además, sus libros insisten en la importancia de obtener conocimientos sobre nosotros mismos.
John Stuart Bell, el físico irlandés que desarrolló el teorema de la interconexión, demostró que todas las partículas de la materia están conectadas por una fuerza invisible (no local). Sus trabajos influyeron notablemente en la dirección que tomó la física moderna. Muchos físicos creen que el teorema de la interconexión es uno de los descubrimientos más importantes del siglo XX.
Hugh Everett, Roy Kerr, Martín Kruskal y otros físicos y matemáticos han desarrollado teorías y mapas conceptuales que suponen la existencia de incontables universos paralelos tan reales como el nuestro. Esta idea de los mundos de energía paralelos ha influido en quienes desarrollan teorías cuánticas, astrofísicos y astrónomos de todo el mundo.
Cineastas como Steven Spielberg, a través de películas como E. T y Encuentros en la tercera fase, reducen nuestros temores a lo desconocido y nos abren nuevas posibilidades más allá de nuestras percepciones físicas.
Las claras explicaciones de Gary Zukav acerca de la relación entre la Física y la consciencia, así como su búsqueda de un sentido y propósito para la vida han influido en millones de personas.
El mensaje definido de Shakti Gawain sobre la importancia de la visualización creativa ha afectado a millones de personas en todo el mundo.
El físico y escritor Fred Alan Wolf ha presentado y aclarado los conceptos de los universos paralelos y la realidad generada por la consciencia a la comunidad científica y a la población en general.
Los doctores Wayne Dyer, Bernie Siegel, Deepak Chopra y muchos otros nos han demostrado con sus ideas y sus obras la importancia de la conexión entre el cuerpo, la mente y el espíritu.
Más de quinientos millones de personas han contemplado las vívidas y estimulantes formas en que Bruce Joel Rubin representa la vida, la muerte y las dimensiones energéticas invisibles (La escalera de Jacob, Fantasma, Mi vida).
El vigorizante mensaje de Norman Vincent Peale acerca del pensamiento positivo y su efecto sobre la materia y la vida nos ha afectado a todos.
Albert Einstein llevó el pensamiento y las teorías científicas más allá de la física newtoniana hacia los vastos reinos del espacio-tiempo curvo y los puentes energéticos hacia otros universos. Al hacerlo, preparó el escenario para el surgimiento de la física cuántica moderna, el concepto de los universos paralelos y la interpretación de los mundos ilimitados.
David Bohm, otro físico visionario, ha originado numerosas ideas relacionadas con la realidad generada por la consciencia y las subestructuras energéticas invisibles. Los conceptos que ha aportado a la física moderna son un paso intelectual importante hacia el reconocimiento de la naturaleza multidimensional del universo. Su agudo intelecto ha inspirado a toda una generación de físicos animándolos a buscar las respuestas a la realidad más allá de las partículas de la materia.
Cuatro excelentes escritores, Nick Herbert, Michael Talbot, Heinze Pagels y Fritjof Capra, han influido en la evolución de la consciencia humana describiendo con claridad la conexión entre la nueva física, la metafísica, la religión y la consciencia.
Robert Monroe ha contribuido a presentar el tema de la exploración extracorporal a millones de personas en todo el mundo. Sus libros y su organización, el Monroe Institute, ofrecen actualmente capacitación, información, apoyo y clases sobre la ampliación de la consciencia y la exploración no física.
Paul Twitchell es el fundador de ECKANKAR. Sus numerosos libros (más de treinta) presentan y detallan la influencia histórica que la exploración extracorporal tiene para la evolución de la raza humana. Considerado como uno de los maestros modernos de los viajes extracorporales, ha contribuido a presentar el tema de las exploraciones no físicas a gentes de todo el mundo.
Productores cinematográficos como George Lucas y Gene Rodenberry han contribuido a ampliar la imaginación humana más allá de la visión de la realidad limitada a la Tierra. Sus imágenes del futuro nos estimulan a todos a ver más allá de los densos límites que ahora experimentamos.
Los escritores de ciencia ficción, como grupo, son algunos de los visionarios de más talento. Quienes pretendan ponerlo en duda, deben recordar los inverosímiles relatos de julio Veme; sus submarinos, sus naves espaciales y sus exploraciones lunares que en su momento fueron consideradas ideas desquiciadas.
Betty Eadie, la autora de Embraced by the light (Abrazada por la luz), y otros que se han atrevido a compartir sus experiencias cercanas a la muerte seguirán moviendo la consciencia colectiva de la humanidad. Sus conmovedoras narraciones de viajes en las esplendorosas dimensiones invisibles del universo han provocado debates e interés sobre los conceptos de las realidades no físicas y sobre el lugar que ocupamos en el universo. Estos relatos de exploraciones no físicas en las dimensiones interiores del universo representan algo más que una reconfortante evidencia de nuestra inmortalidad. Millones de personas cobran consciencia de que las respuestas a los misterios de nuestra existencia están a nuestro alcance. Surge una pregunta importante: si algunos de nosotros podemos experimentar y explorar los reinos no físicos de universo, ¿por qué no podemos hacerlo todos? Comprender esto es un paso fundamental en el desarrollo de la raza humana. Este proceso de cambio es inevitable, debido a que en algún momento todos abandonaremos nuestros vehículos biológicos y penetraremos en las dimensiones no físicas del universo. Lo importante de estas exploraciones no físicas hacia el interior del universo no son los propios relatos, sino el hecho de comprender que tales exploraciones son posibles y asequibles para todos nosotros.
A medida que la consciencia siga evolucionando, más personas llegarán a dar nuevas y osadas explicaciones de la naturaleza de la realidad y del propósito de nuestra existencia. Incontables personas con distintos estilos de vida influirán en nuestra evolución: escritores, músicos, inventores, sanadores, productores y directores de cine. A menudo no tendrán consciencia del impacto que tienen en la sociedad. Sus ideas e imágenes salen al mundo como rizos en la superficie de un estanque, creando un ligero movimiento de ideas y de consciencia para millones de personas. Por ejemplo, a primera vista, las películas E. T, Cocoon y Ghost parecen despreocupadas aventuras fantásticas; sin embargo, casi dos mil millones de personas las han visto y han entrado en contacto con un nuevo punto de vista sobre áreas de la vida desconocidas y sin explorar por la ciencia moderna. Muchos de ellos sustituyeron su temor a lo desconocido por una sensación de asombro y expectación positiva. Las ideas comunicadas por estas y otras cintas han influido en el inconsciente colectivo de toda nuestra especie. Sus imágenes positivas y estimulantes redujeron ligeramente nuestro temor a lo desconocido, tanto consciente como inconsciente.
En el siglo XXI, nuevas formas de entretenimiento y creación de imágenes nos conducirán al interior de los niveles no físicos del universo. Esta será una evolución gradual desde las películas tradicionales hasta aventuras cada vez más interactivas que incluyan tecnología de realidad virtual. En el siglo XXI, la programación de realidad virtual se convertirá en un popular trampolín para exploraciones extracorporales controladas hacia el interior del universo. A medida que avancemos, se hará evidente que la evolución de la tecnología y de la consciencia humana se relacionan en modos mucho más complejos de lo que nuestra actual comprensión puede abarcar. Llegará un momento en que cada uno de nosotros evolucione más allá de la crisálida de la materia y explore el interior de las dimensiones no físicas del universo.
LA EVOLUCIÓN FUTURA
En los recientes años de mis exploraciones no físicas, he llegado a comprender que cuanto más experimentamos y más nos familiarizamos con las dimensiones no físicas del universo, más amplias son nuestras opciones después de nuestra muerte física. Las opciones no físicas (espirituales) que tenemos aumentan en forma exponencial con nuestra capacidad para explorar el origen de toda la energía y la vida. Esto es más importante que todo lo que yo pueda expresar. La inmensa mayoría de las personas muere ignorando totalmente su existencia espiritual. Aunque muchos tienen firmes creencias religiosas, carecen de un conocimiento práctico de su identidad espiritual y de que su existencia continúa después de la muerte. En el momento de morir, transfieren su consciencia del cuerpo físico a su forma no física de frecuencia superior e inmediatamente se encuentran con sus seres queridos y amigos fallecidos. Evidentemente les encanta descubrir que siguen existiendo y les regocija reunirse con sus seres queridos. En los siguientes días y semanas se integran a una nueva realidad vibratoria y comienzan a adaptarse y a ajustarse a sus respectivos grupos sociales. Esta sensación colectiva de integración reúne y mantiene unidos a millones de personas en espléndidos entornos no físicos de consenso.
Los distintos grupos de personas tienen diferentes conceptos del Cielo. Por ejemplo, la perspectiva islámica es diferente del punto de vista cristiano. Recuerde que los entornos no físicos responden a los pensamientos; cada religión y grupo social importante ha creado su propio concepto de Cielo, de acuerdo con las convicciones y creencias del grupo. Muchos de estos entornos energéticos son muy antiguos y están muy bien establecidos por la consciencia colectiva de sus integrantes. En forma muy parecida al mundo físico, a casi todas las personas les complace adaptarse a la realidad de consenso habitada por sus amigos y seres queridos. ¿Por qué no habría de ser así? Es increíblemente agradable cuando se compara con la materia. Existen magníficos paisajes por descubrir y explorar. Se pueden apreciar los paisajes y entornos más atractivos de la Tierra, además de muchos otros. Todos los árboles y prados reflejan un vibrante espectro de color que está más allá de nuestra imaginación. Todo -las plantas, los animales, la vida misma- está hecho de luz. Una matriz de energía que responde a los pensamientos manifiesta todo lo que piensan sus habitantes. Es obvio que sus habitantes piensen que esta es la realidad final: el Cielo.
Debido a que se supone que estos magníficos entornos no físicos son el Cielo, y a que se comparan con la existencia física, estos entornos de consenso son el Cielo -en ellos no hay muerte, enfermedad, deterioro, crimen ni cosas semejantes. Sólo hay un problema: la inmensa mayoría de sus habitantes no físicos, miles de millones de ellos, no saben que existen otras dimensiones energéticas, todavía más esplendorosas, más allá de los límites de su percepción no física. Estas espectaculares dimensiones energéticas están formadas por interminables frecuencias de luz y energía pura, cada una más radiante que la anterior, una progresión de luz viva que existe mucho más allá de nuestros frágiles conceptos de forma y solidez y que continúa hasta el corazón mismo del universo multidimensional.
Esta información es importante porque el primer paso para ampliar nuestra consciencia es reconocer los diversos límites que nos fijamos, tanto físicos como espirituales. Este conocimiento destaca la necesidad de que todos ampliemos nuestra percepción y nuestra experiencia más allá de los límites densos que nos rodean. Una vez que desarrollemos la capacidad de explorar más allá de los límites de nuestros cuerpos, podremos aplicar esa misma capacidad en nuestra existencia futura, en nuestro hogar no físico.
El desarrollo de nuestra capacidad para explorar más allá del cuerpo tiene profundas implicaciones para todos nosotros. Nuestra capacidad de experimentar los diversos niveles de frecuencia no físicos depende de nuestra capacidad personal para trascender nuestros límites energéticos actuales. En efecto, una vez que aprendemos a trascender nuestros límites físicos, podremos usar la misma capacidad después de la muerte para experimentar regiones todavía más grandes del universo.
En la actualidad, hay personas que pueden aumentar su frecuencia vibratoria personal y explorar diversas dimensiones del universo. Estas personas singulares no se limitan a una sola dimensión o entorno. La capacidad para explorar más allá de nuestros límites físicos actuales es un elemento esencial para que evolucionemos y pasemos de ser criaturas inmersas en lo físico a seres espirituales sin límites. Sólo cuando lleguemos a trascender nuestros límites densos tendremos la esperanza de expresarnos por todo el universo multidimensional. Nuestro destino es evolucionar a un punto donde todos tengamos la capacidad de ampliar nuestra consciencia y crecer, a todo lo largo y lo ancho del universo.
Todos somos seres interdimensionales, aunque en la actualidad centremos nuestra atención en una sola dimensión de materia-energía. Las experiencias extracorporales y cercanas a la muerte, los sueños, los estados alterados de consciencia e incluso la muerte misma son evidencias de nuestra naturaleza multidimensional. Reconocer en forma consciente y experimentar en forma personal nuestra naturaleza no física es un paso importante en nuestra evolución personal. En algún momento, todos evolucionaremos a un punto donde podamos experimentar y explorar de manera consciente el universo. Esto ocurrirá cuando nuestra especie se desarrolle y reconozca que nosotros y el universo somos iguales: multidimensionales.
Tras veinte años de exploración extracorporal, estoy seguro de que evolucionamos a través de la materia. Utilizamos las formas de vida biológica como instrumentos de expresión. Nuestros cuerpos físicos son las herramientas que usamos para experimentar y crecer. Cada nacimiento (exploración) en la materia nos hace avanzar y aumenta nuestra experiencia. Cada forma de vida física usa y controla un vehículo biológico temporal para su evolución.
Igual que la proverbial mariposa, cada organismo viviente desecha su vehículo biológico temporal para continuar su viaje por los refinados niveles de energía del universo multidimensional.
La evolución es mucho más de lo que podemos contemplar con los ojos. Es el movimiento y el cambio de la consciencia de las formas de vida biológicas más simples a formas de vida no físicas cada vez más complejas y organizadas. Cada forma de vida prosigue su viaje evolutivo dentro del universo multidimensional. Cada una crece y cambia, aprende y se adapta con lentitud a sus nuevos desafíos y aventuras, a sus nuevas formas de expresión. Para comprender verdaderamente la evolución, debemos explorar y observar la subestructura del universo: las estructuras y los sistemas energéticos no moleculares que provocan los cambios físicos que percibimos a nuestro alrededor.
EL SUEÑO DE EINSTEIN
El sueño de Einstein y de cualquier otro físico ha sido comprender y explicar la estructura del universo. Durante muchas décadas, los físicos han esperado descubrir una teoría única que explique y reúna todos los conceptos de energía, espacio y tiempo. Esta teoría unificada se conoce como la gran unificación.
Ahora, casi todos los físicos creen que ocurren reacciones energéticas no descubiertas y que están más allá de nuestra visión tecnológica actual. Cuando la ciencia moderna exploró el núcleo de la materia, realizó un increíble descubrimiento: las partículas físicas elementales no poseen atributos o propiedades materiales inherentes. Los principales bloques de construcción de la materia se perciben cada vez más como frecuencias. Este descubrimiento tiene implicaciones de gran trascendencia.
Cuando reconocemos que las partículas físicas tienen naturaleza de frecuencias, los conceptos de varias dimensiones energéticas no resultan tan lejanos como parecían al principio. Por ejemplo, el clásico experimento de Newton con un prisma mostró que la luz visible contiene diferentes frecuencias que aparecen como colores. Las diversas frecuencias de luz existen juntas dentro del mismo espacio-tiempo que observamos, sin embargo, cada frecuencia de la luz existe totalmente separada de las demás.
El espectro de ondas electromagnéticas incluye una increíble variedad de radiación, desde los rayos gamma hasta las ondas de radio de onda larga. Debido a que coexisten diferentes frecuencias de energía dentro del mismo espacio-tiempo que ocupamos, ¿por qué no podrían coexistir entornos energéticos completos (e incluso mundos) dentro de nuestro universo físico visible? Los físicos de todo el mundo se toman muy en serio esta pregunta. En la actualidad, los físicos están convencidos de que algo de tamaño sustancial existe más allá de nuestra visión tecnológica. Se considera que esa energía invisible e inexplorada es la clave para comprender la estructura de la materia y del universo.
Confío en que pueda hacerse realidad el último sueño de Einstein: la gran unificación, al desarrollarse nuevos métodos para verificar y explorar la realidad del universo multidimensional. El reconocimiento científico del universo multidimensional y de la continuidad de consciencia son los elementos importantes que faltan para que comprendamos la naturaleza y la estructura de la energía del universo. La gran unificación será una realidad si los físicos modernos están dispuestos a reorientar su atención desde las partículas elementales a las funciones de ondas no físicas. Esto no es un sueño, sino una realidad, que espera pacientemente que nuestras percepciones científicas evolucionen más allá de su obsesión actual por las partículas físicas.
LA NUEVA FRONTERA DE LA CIENCIA
En el siglo XXI, la ciencia reconocerá que las respuestas a los elusivos misterios físicos de nuestra existencia -la cosmología del universo, la naturaleza y la estructura invisible de la materia, la evolución de nuestras especies e incluso la existencia de la vida después de la muerte- sólo podrán encontrarse al explorar la subestructura invisible del universo. Cuando lo reconozca, la ciencia dará un paso evolutivo importante, y esto representará un punto determinante en la evolución humana. Con lentitud avanzaremos de ser una especie biológica que se concentra en lo externo a una especie con cada vez más dimensiones. Este proceso de cambio ya ha comenzado. Los astrofísicos, los físicos cuánticos y quienes analizan las partículas conducen hoy extensos experimentos que se basan en el concepto de un universo multidimensional. Esta tendencia continuará durante todo el siglo XXI.
Una vez que comencemos a explorar el interior del universo, surgirá una nueva era en la investigación y en los descubrimientos científicos. La ciencia moderna ampliará sus observaciones actuales de la materia y la realidad mucho más allá de todos los conceptos actuales. La ciencia comenzará a explorar el origen invisible de la energía y de la materia física.
A medida que evolucionemos, comenzaremos a definir el universo invisible del mismo modo en que los astrónomos trazan hoy el universo visible. La exploración del interior del universo es una tarea monumental que nos llevará mucho más allá de nuestros conceptos intelectuales actuales de tiempo, espacio y energía. La exploración de las dimensiones invisibles es una tarea que todos terminaremos por efectuar, porque es nuestro derecho de nacimiento y nuestro destino explorar más allá de nuestros vehículos biológicos primitivos y experimentar el esplendor de nuestro verdadero hogar, el universo multidimensional.
Extraído del tercer capítulo del libro: Aventuras fuera del cuerpo de William Buhlman.
3 comentarios:
Excelente post.
El chiste de todo y en resumidas cuentas para mi gusto es Creer...
H & K
alguna vez escuchaste la frase: "Aprender es recordar"?...
Wow... alguna vez hace un año, comencé a pensar acerca de los mundos paralelos, sólo que no termino por entender qué es lo que hace que yo elija este tiempo y espacio, o quizás una parte de mi consciencia está aquí, y otras en los otros mundos... no lo sé.
Te comparto algo que encontré hace cinco años:
El astrónomo y su hijo miraban aquella noche la bóveda del cielo. Dijo el astrónomo:
-Las estrellas que estamos viendo quizá no existen ya. La luz viaja 300 mil kilómetros cada segundo, pero algunos de esos astros se encuentran a tal distancia que la luz que de ellos nos llega fue emitida hace miles o cientos de miles de años. La estrella que ahora vemos apagarse se apagó hace mucho tiempo. Quizá lo que miramos hoy es el fantasma de un astro que dejó de existir hace mucho tiempo.
El niño pensó por un momento y luego dijo:
-Si eso sucede con la estrella que es vista, ¿no pasará lo mismo con el hombre que la ve? ¿No seremos acaso hombres que vivieron hace mucho, mucho tiempo, y cuyas acciones y pensamientos apenas ahora llegan a ser percibidos? ¿No seremos también nosotros fantasmas de gente que alguna vez vivió, pero que en realidad no vive ya?
El astrónomo quedó en silencio. Desde entonces se le ha visto muy pensativo.
Saludos!!!!
hola no he terminaod de leer todo peor hasta donde llevoetsa importante, te dejo un enorme besote cuidate mañana come back
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