lunes, 14 de julio de 2008
Arquitectos de nuestro destino II
jueves, 19 de junio de 2008
Meditación
Muchas personas hablan de la meditación, muchas dicen ejercerla, y hasta a veces se ha puesto de moda. Aquí no pretendo exponerles una definición concisa pero sí una de las tantas formas de hacerla, una que es maravillosa.
Antes que nada debes saber que tienes que estar totalmente relajado, ya que la meditación no es una forma de relajación sino una de adentrarte con tu ser supremo, tu yo interior. Debes estar totalmente relajado, física, mental y emocionalmente. Si tuvieras algún problema a cuestas, alguna tristeza recalcitrante o cualquier emoción incómoda, déjala ir; imagina que entras a un templo lleno de luz para resguardarte de las tinieblas de tus miedos y que has cerrado la puerta tras de ellos. Contaré una breve historia para ilustrar esto:
Dos monjes iban caminando desde su monasterio a otro para cumplir una misión, cuando llegan al borde de un río. Ahí vieron a una hermosa mujer en el agua pidiendo ayuda y luchando por mantenerse a flote. Uno de los monjes se lanza al río y con agilidad insólita la rescata y la deja en un lugar completamente a salvo. Luego de haber reanudado la caminata uno de los monjes le recrimina al otro diciéndole: "Mira que has faltado a nuestras formas, sabes bien que no debemos tener contacto alguno con ninguna mujer." Durante buena parte del camino la cantaleta fue la misma, hasta que el monje héroe le dice: "Mira que yo he tocado a esa mujer y la he dejado en el borde de aquél río, pero tú aún la traes contigo."
La historia de estos monjes ilustra perfecto que debemos disipar todo pensamiento pues si deseamos meditar, una imagen mental puede envolvernos en el sentimiento que le corresponde. Repito hay que dejar fuera todo antes de meditar.
Cuando ya has logrado esto, es decir, estás totalmente relajado y muy cómodo, comienza a respirar profundamente una y otra vez al ritmo que te sea más cómodo (siempre y cuando sea pausado), esto lo harás durante todo el ejercicio, házlo sólo por la naríz (así estimulas tu gládula pituitaria la cual es clave en muchos procesos vitales) y comienza a enfocarte en tus más altos ideales, piensa en el amor, la verdadera belleza, la caridad, la bondad, la dulzura, etc, imagina y siente todas y cada una de esas cosas que te hacen sentir pleno y dichoso, todas aquellas cosas que son bellas y maravillosas. Ahora piensa que tú eres la fuente inagotable de todas esas cosas, que de ti emanan todas esas beldades, imagínate como un ser de luz, piensa en la vida que te rodea, en todos los seres que junto contigo están en esta maravillosa experiencia llamada vida, piensa en cada uno de ellos, desde el viejo de la esquina, el mendigo de la calle, tu madre, tus amados, piensa en ellos y envíales todos esos hermosos sentimientos que emanan de ti, envía la altísima frecuencia del amor con toda su energía. Haz esto durante unos diez minutos de la forma más intensa que puedas, dejando que todas las maravillosas cosas que hay en ti lleguen a todos los seres vivos del universo. Sintiéndote bien, producto de todos estos pensamientos ahora enfócate en algo maravilloso y a lo cual pocas veces prestamos atención, enfócate en que estás VIVO, piensa en que eres un ser maravilloso, que piensa, que reflexiona, que está lleno de amor, piensa que el universo entero está diseñado con precisión pasmosa y que todo está perfectamente armonizado con él. Piensa que tú mismo estás armonizado con el universo, que en ti todas las cosas maravillosas del universo fluyen de una forma hermosa. Vuelve a tu estado de conciencia habitual gradualmente.
Haz esto al despertar y te ayudará de múltiples formas, tu vida comenzará a ser lo que siempre debió ser, algo maravilloso.
sábado, 3 de mayo de 2008
El universo elegante...
Esto es una serie de documentales que explica las nuevas teorías con las cuales la ciencia trata de explicar (en mi muy humilde opinión sin lograrlo del todo) cosas que las antiguas escuelas de misterios ya sabían desde hace milenios. Vean completos cada fragmento, en verdad valen la pena: